A pesar de tener un esguince, pudo realizar «ciertos movimientos con los dedos».

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JULIAN AGUIRRE La actriz mallorquina Rossy de Palma, conocida por la prensa por sus insultos y poca educación, volvió a protagonizar ayer tarde en Palma una de sus cotidianas discusiones y malos modos cuando nos dirigimos a entrevistarla.

Eran las siete de la tarde cuando Rossy de Palma, acompañada de sus hijos y de una amiga, tomaba un café en una de las mesas exteriores del bar Triquet, en las Avenidas. La actriz no sólo se negó a que le fotografiaran, sino que empujó e intentó quitar la cámara al fotógrafo, lanzando una gran retahíla de insultos ante la mirada inocente de su hija mayor.

Rossy podría ocupar hoy el mismo espacio comentando sus nuevos proyectos y objetivos profesionales para este nuevo año, pero la realidad es así y la mallorquina es a menudo noticia por sus enfados y en vez de por su trabajo.