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La Oficina de Cruz Roja de Sóller lleva a cabo una serie de gestiones para conseguir prorrogar la estancia, hasta el mes de junio, de los 17 niños chechenos acogidos en familias mallorquinas desde el 20 de enero del año pasado. Los menores participan en un programa de estudios, promovido por la Cruz Roja de Sóller y la Fundación Pueblos Oprimidos de Rusia, que tenía una duración previa de un año, pero que los promotores quieren ampliar debido al recrudecimiento de la guerra en Chechenia y a la incertidumbre del futuro que depararía a estos niños en caso de ser trasladados ahora a Rusia. Según manifestó la presidenta de la Oficina de Cruz Roja de Sóller, María Vázquez, el gobierno ruso autorizó a que estos niños estuvieran un máximo de tres años fuera de su país; sin embargo, las autoridades españolas habían otorgado un permiso para un año. María Vázquez explicó a Ultima Hora que por parte de la Oficina de Derechos Humanos del Ministerio de Asuntos Exteriores este trámite está solventado, pero falta el visto bueno de la Delegación del Gobierno en Balears, con cuya delegada mantendrá una reunión la semana próxima la presidenta de la Cruz Roja de Sóller.

«Tal y como está la situación en Chechenia, estamos intentando que los niños puedan quedarse en Mallorca hasta que acabe el curso escolar, a la espera de que el conflicto alcance una solución y estos chicos puedan regresar a sus casas», indicó María Vázquez.

Según la presidenta de la Cruz Roja de Sóller, los niños más mayores viven con preocupación la guerra que se desarrolla en su país. «Las familias mallorquinas les piden que no se preocupen, pero algunos, que tienen hermanos mayores, afirman que no pueden evitarlo, porque saben que sus hermanos se habrán alistado en la guerrilla y corren peligro. Otros, en cambio, no quieren ni hablar del tema, ni siquiera verlo en televisión», comentó Vázquez.

La Cruz Roja de Sóller reunió ayer en su sede a los 17 menores y a las familias que los acogen en poblaciones como Palma, Calvià, Sant Joan y Sóller, entre otras, para participar en la redacción de una carta y hacerse una fotografía que han remitido a sus parientes que se encuentran en Inghusetia, la mayoría, y también en la capital chechena Grozni.