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La «grave» situación de violación de derechos humanos que se vive en Ruanda y Burundi es el mensaje que transmitieron las representantes del Secretariado Internacional de Amnistia Internacional, Alison Adilwort y Carina Tertsakian, y los burundeses en el exilio Emmanuel Ntakarutimana y Albert Mbonerane al presidente del Govern, Francesc Antich.

El presidente del Ejecutivo balear, acompañado de los consellers Eberhard Grosske y Fernanda Caro, recibieron en audiencia ayer a una delegación de la Red Internacional por la paz y el respeto de los derechos humanos en Burundi, de la que forma parte, además de las personas anteriormente mencionadas la ONG mallorquina Veïns sense Fronteres. Los miembros de esta delegación explicaron la naturaleza del conflicto que sufre la región de los Grandes Lagos. Dejaron claro que «no se trata sólo de un conflicto étnico, sino político, de lucha por el poder, que quien lo ostenta utiliza a las etnias en interés propio, por lo que se trata de una lucha de élites y de un conflicto regional».

Alison Adilwort y Carina Tertsakian, responsables de la realización de los informes de Amnistia Internacional sobre Burundi y Ruanda, respectivamente, trasladaron su preocupación por la «grave» situación de violación de derecho humanos en la zona, en especial la situación de los presos políticos y de los condenados, y por la impunidad de quienes están cometiendo crímenes contra la Humanidad. También, calificaron de preocupante la situación de las 320.000 personas confinadas a las afueras de Bujumbura, que representan el 80% de la población rural, en los que definieron como «campos de la muerte» y «campos de refugiados forzosos».

Las dos miembros de Amnistia Internacional pidieron al Govern que «no se dejen engañar por simplificaciones del conflicto y busquen información verídica».