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Los vecinos se quejan porque, a causa de las obras, el acceso a la calle Cofraria está vetado tanto por la parte alta de la calle Arabí, que linda con Sant Miquel, como por las escaleras de la Costa de sa Pols, y sólo queda el estrecho y nada seguro pasadizo de la calle Can Carrió. «Nos tememos lo peor en el caso de que se produzca algún incendio o alguien se ponga enfermo y precise una ambulancia, puesto que los vehículos no pueden pasar», dice uno de los indignados vecinos.

Otro se queja de que «estamos pagando religiosamente el vado, pero desde hace dos años no podemos utilizarlo. A los comerciantes sí les han rebajado el IAE mientras duran las obras, con lo que se demuestra un servilismo absoluto del Ajuntament hacia los comerciantes. Nosotros no tenemos ni derecho al pataleo». Los residentes se quejan de que los del Ajuntament consulten todo a los comerciantes y acomoden la ejecución de las obras, o cualquier reforma, a lo que digan éstos, mientras que «a los vecinos nadie nos consulta nada, porque los del Ajuntament no tienen en cuenta que Palma es de los que viven en la ciudad, no de los que sólo ganan dinero en ella».

Dicen que han tratado de hablar con el responsable municipal de las obras. «Nos han dicho que es un tal Collado, pero cuando llamamos siempre se nos responde que no está. Dejamos recado para que nos llame y todavía podemos esperar sentados». Su indignación aumenta cuando comprueban que los obreros, que deberían estar trabajando para poner en estado de orden esas calles, están realizando obras de reparación del embaldosado de la calle Sant Miquel.