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El grupo Baccara, el auténtico, el formado por Maite Mateos y Cristina Sevilla, que no el que lidera María Mendiola, acaba de regresar de una gira por tres ciudades de Bielorrusia, Mink, la capital, y Migilev y Bobruisk, donde han participado en el 5º Festival de Música denominado «The Golden Hit Festival», en el que han estado también, aunque actuando días antes que ellas, Julio Iglesias y Montserrat Caballé.

Ayer por la mañana, tomándonos un café y un refresco cerca del Parlament, Maite nos hablaba de la gran experiencia que ha sido para ellas trabajar en un país de la antigua Unión Soviética, «donde la gente, muy humilde pero muy maja, ha llenado cada noche las 2.500 plazas del teatro. Después de la primera canción que hicimos en el teatro de Mogilev, el Yes Sir, I can boogie, recibimos el aplauso más largo que yo recuerde. No sabíamos qué hacer, si ponernos de rodillas, como Julio Iglesias, o quedarnos quietas. ¡Fue maravilloso!». Cuenta Maite, entre sorbito y sorbito de limonada, que «los bielorrusos adoran España y todo cuanto está relacionado con ella. Y de nosotras, ¡pues qué quieres que te diga!, quedaron tan satisfechas que quieren que volvamos a cantar en diciembre. ¡Ah! y nuestros vestidos, diseñados por mí, y confeccionados por la mallorquina Francisca Palmer, fueron la admiración de todos».

Como recordarán nuestros lectores, Baccara presentó su último disco «Baccara 2000», a principios de verano. El conocido rapero Michael Universal participa en una de las versiones del Yes sir, I can boogui.

«No sé cómo andaremos de ventas, pero creo que muy bien. El disco se está vendiendo en toda Europa, Corea, China y Japón. Y en España, no sé por qué, menos. Tampoco no nos explicamos por qué no actuamos aquí. No sé... supongo que debe de ser por la casa discográfica, aunque el 17 de este mes actuaremos en Las Palmas». En cuanto al otro Baccara, no quiere hablar mucho: «Ellas van arrastrándose por otros caminos muy diferentes a los nuestros "dice". Lo que más lamento es que estén perjudicando tanto el nombre de Baccara. Pero, ¡qué le vamos a hacer!».