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La Diócesis de Mallorca presentó ayer el balance económico del pasado ejercicio, que arroja un pequeño déficit de 152.344 pesetas. El obispo de Mallorca, Teodor Úbeda, que calificó de «demasiado austeros» los presupuestos de la Iglesia de Mallorca, pidió la colaboración de los feligreses y «de aquellas personas que, aun no siendo creyentes, se sienten preocupados por la conservación del patrimonio religioso y por la labor de acción social que se realiza desde la Iglesia», apuntó el prelado.

Monseñor Úbeda animó a los fieles a participar en el Día de la Iglesia Diocesana el próximo domingo, día 14, jornada en la que la colecta dominical de todas las iglesias y parroquias se destina al sostenimiento de la infraestructura diocesana (personal, edificios, servicios diocesanos, etc). En la colecta del año pasado la Iglesia recaudó 15.919.518 pesetas, cantidad que en los últimos años ha ido en descenso. En este sentido, Joan Servera, nuevo vicario episcopal de Asuntos Económicos, señaló que «el primer objetivo gestionar mejor los recursos que tenermos y hay que hablar de personas y material. Nuestros sueldos no son demasiado altos y habría que subirlos un poco y también dar cobertura a aquellas zonas que necesitan iglesias nuevas», expuso Servera.

El obispo hizo referencia a un total de once lugares que precisan la construcción de espacios dignos para el culto, en concreto, St. Pau (Son Dameto), Cor de Maria, La Resurrecció (Camp Redó), Son Oliva, St. Joan d'Avila, Pont d'Inca Nou, Badies, sa Coma, Can Picafort, sa Vileta y Lluc (espacio de acogida).

La inversión en reformas, grandes rehabilitaciones y construcción de nuevas parroquias "Corpus Christi (Son Gotleu) y Verge de Lluc, todavía en marcha" supera los 1.300 millones de pesetas, de los que 586 millones corresponde a la deuda acumulada de años anteriores por obras.