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La consellera de Sanitat i Consum, Aina Salom, situó ayer en 110.000 millones el cálculo del coste del traspaso de las competencias sanitarias del Estado a Balears, al tiempo que manifestó que «confiamos, todo el Govern y la consellera en especial, que esta legislatura sea la de las transferencias». Salom, que inauguró el XVII Congreso de la Sociedad Española de Calidad Asistencial que se celebra en Palma, dijo que a partir de unos estudios que ya se han elaborado el coste de la transferencia sería de 85.000 millones, pero que esta cantidad «podría alcanzar hasta los 110.000 millones».

Un análisis pormenorizado de las necesidades sanitarias de Balears determinará el montante económico necesario que la conselleria y el Ministerio de Sanidad deberán negociar. Sobre estos números, Salom dijo que «puedo asegurar que en el ministerio de Sanidad conocen estas cifras porque es obligación de la dirección del Insalud en Baleares informar sobre las noticias del Govern» y sus peticiones.

«Las relaciones con el ministro son buenas y continuaremos trabajando en esta etapa de pretransferencia», manifestó Salom, que confió en que los proyectos que el Insalud desarrolla en Balears, como la actual construcción del hospital Palama II, no sufran destacables retrasos. Sobre la futura construcción del Hospital de Inca, Salom insistió en que debe ser el Insalud quien pague la totalidad de su coste, evaluado en 3.000 millones de pesetas. La consellera volvió a reiterar la intención del Govern de adelantar hasta 100 millones de pesetas para poner en marcha cuanto antes este proyecto, dinero que debería ser devuelto por el Estado a las arcas de la Administración isleña.

Por otra parte, la doctora estadounidense especialista en calidad asistencial Barbara Starfield aseguró ayer en el congreso que un estudio realizado en su país demuestra que la innovación tecnológica «no supone siempre mejorar la calidad» de la atención médica de una sociedad e «incluso puede incrementar el riesgo» de los pacientes. Starfield mantuvo que realizar más intervenciones médicas, lo propio de la innovación tecnológica en las sociedades avanzadas, conlleva el peligro de «no aumentar la calidad porque también aumenta el riesgo».