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Un total de 16 buques pertenecientes a seis países de la OTAN iniciaron ayer en la bahía de Palma el ejercicio Minex 99, organizado por la Armada española bajo el mando del almirante jefe de la Zona Marítima del Mediterráneo, Adolfo Barturone, y el capitán de navío Jorge J. Moreno, en la zona de operaciones.

Las maniobras, que simulan una situación de crisis, se desarrollan en tres fases: la de minado, la táctica y la de recogida de minas. En la primera, unidades submarinas, aéreas y de superficie sembrarán de minas simuladas las aguas donde se van a desarrollar los ejercicios. A continuación, la flota procederá a la guerra de minas. Finalmente, en la tercera fase, las buques de la OTAN efectuarán ejercicios de recogida de minas.

Como es usual en las maniobras navales en tiempos de paz, los blancos utilizados para simular las minas son elementos inofensivos, sin carga explosiva. Estos objetos serán recuperados al finalizar los ejercicios, tarea que se aprovechará para limpiar la zona, en la medida de lo posible, de obstáculos contaminantes para el ecosistema marino. La flota internacional de la OTAN posee diversos elementos para detectar las minas que pueden ser de varios tipos, (de contacto o magnéticas, entre otras). Entre estos sistemas destacan los mini-subMarinos teleguiados dotados de una cámara de video con visión por rayos infrarrojos. Estos aparatos son dirigidos desde el buque y suministran información visual inmediata de la zona afectada. Una vez que detectan la mina, determinan sus coordenadas que permiten activar la carga para su destrucción. La denominada «guerra de minas» es de vital importancia en el marco actual, por la fácil colocación de las artefactos submarinOs a cargo de cualquier enemigo, con los terribles efectos que ocasiona en los accesos portuarios. Por tal motivo, la Armada española cuenta con dos escuadrillas de buques contra minas que, con base en Cartagena, tienen como principal misión la de mantener el más alto nivel de adiestramiento.

La zona donde se realiza el ejercicio naval de la Alianza Atlántica abarca la bahía de Palma y el Sur de Mallorca, dada su importancia estratégica de acceso al puerto y como área de paso de las principales rutas comerciales de cabotaje.