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El pretil de 'marès' que desde que sa Riera fuera desviada por su actual cauce delimita el torrente a su paso por la ciudad pronto sólo será un recuerdo, puesto que por obra y gracia de los redactores del Pla Mirall, en connivencia con el poder político municipal, así lo han decidido.

Esta semana se ha empezado a perpetrar el aniquilamiento de la tradicional piedra mallorquina que hasta la fecha servía de protección a los viandantes en la parte alta a ambos lados del torrente. En su lugar se colocará una baranda de fundición con un diseño similar al existente en el puente que une Jaume III con la calle Catalunya.

Al margen de consideraciones históricas y de reivindicaciones de uso de materiales autóctonos, aunque sean pobres como el marés, la discutible instalación de la barandilla de fundición ofrecerá otra perspectiva a lo largo del Passeig Mallorca, puesto que la sustitución del material opaco, como es la tradicional piedra mallorquina, por la artística protección metálica, supondrá una sensación de mayor amplitud que ya puede intuirse una vez que ha sido destruido, o demolido, como quiera calificarse esta acción, el pretil desde la plaza Santa Catalina hasta el cruce con la calle Jaume III.

La reforma del Passeig Mallorca, con 705 millones de presupuesto, ha sido considerada la obra estrella del Pla Mirall de Palma, y supondrá la renovación del alumbrado, las aceras, y el mencionado pretil, además de la construcción de presas y represas en el cauce para que siempre fluya agua.