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El colegio público Santa Catalina ofrece este verano un aspecto diferente. Sigue estando lleno de niños, pero a éstos ya no se les imparten lecciones de matemáticas o de lengua. Se ha convertido en una colonia urbana donde los niños disfrutan de la compañía de amigos de su edad sin tener que desplazarse lejos de casa. Los pequeños allí reunidos, de entre 3 y 14 años, aprenden el mundo del reciclaje y, sobre todo, «a desarrollar actividades enfocadas hacia la naturaleza y el mundo rural», aclara Concepción Montes, secretaria de Omnium Educatiu "entidad que gestiona este proyecto". Además, añade, «llevamos a cabo talleres de reciclaje». Esta práctica tiene mucho éxito entre los peques. «Con vasitos de yogur hacemos muñequitos y también moldeamos figuras con pasta de sal y con barro», explica Cristina, de 8 años. María, una niña de seis años, está encantada con el curso de jardinería que tienen lugar dos veces por semana, y Samuel afirma que a él le gusta la cocina. «Hoy hemos hecho masa y luego panes».

Este no es el único centro que en verano abre sus puertas con este fin educativo. Son un total de 20 colegios, cuyo filosofía es, según Carme Feliu, regidora de Cultura, «la de ocupar el tiempo libre de los niños de la ciudad de una manera educativa».