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El primer día de exposición al público de los diecinueve proyectos presentados al concurso de ideas del Moll Vell no contó con mucho público. Apenas una veintena de ciudadanos visitaron las propuestas. Sí estuvieron allí los concejales electos de EU-Els Verds y el edil saliente Antoni Sancho, quienes criticaron las pocas facilidades que esta muestra da a los vecinos de Palma para conocer y valorar las ideas.

Estos denunciaron que «además de que no se pueden ver más que las maquetas y los paneles, sin ningún tipo de documentación escrita, ni tan siquiera se aclara al público cuáles son los proyectos que han merecido el reconocimiento del jurado».

Por su parte, Julián Galindo, arquitecto que participó en uno de los proyectos premiados, «Camí de l'escullera», reconoció haberse sentido «sorprendido» con el fallo del jurado. Más aún, declaró que «en mi opinión, ha habido una falta de compromiso por parte de los miembros políticos del jurado, además de una falta de unanimidad y de perspectiva».

Galindo explicó que el proyecto presentado por su equipo «pretende minimizar el impacto medioambiental de la obra marítima, aprovechando en su totalidad la obra ya construida».

Así, se ha diseñado un cerramiento de la bocana del puerto de hasta 300 metros con lo que se logra el suficiente espacio para trasladar al extremo marítimo del muelle la terminal de pasajeros. En cambio, la actual actividad comercial del muelle se realoja en el Dique del Oeste, «con lo que se logra descongestionar la zona del tráfico de camiones y desde ahí repensar el Paseo Marítimo». El resto resulta un proyecto de rehabilitación, donde el elemento más llamativo, resaltado por el jurado, es la pasarela peatonal que conecta con el Parc de la Mar.