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Pasa como un suspiro, pero al final nos deja llenos. Milenium es un espectáculo perfectamente concebido, con una cantante, Laura Corradini, dotada de una voz extraordinaria, como hilo conductor, que junto con el ballet clásico, dirigido por Esther Galindo, y el moderno, con coreografía de Constance van Paridon, va dando paso a las diversas actuaciones.

Es un espectáculo sin presentaciones previas, con luz medida milimétricamente, obra de Sergio Rudaeff, y sonido, decorados, vestuario y ambientación un tanto futurista. Al fin y al cabo estamos a punto de finalizar un milenio, y en el futuro inmediato nos está aguardando otro.

En casi todos los espectáculos hay quienes transportan el piano y quienes lo tocan. En éste, no. Todos son estrellas; todos tocan el piano.
Así, de entrada "siempre con el apoyo del ballet y de la cantante" la Familia Kireev nos deja boquiabiertos con sus equilibrios y contorsiones, especialmente Kristin, 15 años, y su hermano Arkadi, que no ha cumplido todavía los diez, pero que ya huele a fenómeno. En el número de La Perla, Kristin, de blanco, nos demuestra que el cuerpo humano, bien entrenado, puede parecer de goma, ya que con su columna, sus piernas y una pelota, realiza contorsiones increíbles.

De los cómicos, los Collin Brothers, muy buenos, ¡buenísimos!, me quedo con su primer número, el de náufragos en el trampolín. Es genial.