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Cruzan la cuerda que separa la entrada de la piscina. Miguel Pascual y Fernando Ibáñez les entregan los trajes de neopreno y las gafas, cuyos cristales limpian con un poco de saliva. Ellas eligen las aletas. Las dos primeras jóvenes se sientan al borde de la piscina y toman su primer contacto con el oxígeno. Se meten en el agua a la altura de la cintura y empiezan a respirar. Las bombonas están listas. Contienen 5 litros cada una, algo así como el aire contenido en una cabina de teléfonos.

Kiroty More, estudiante del colegio sueco Balgren High, pensaba que se va a hundir al entrar a la «Ciudad de Neptuno» y que no iba a poder bucear entre sus columnas y su figura. ¡Claro que pudo! Kiroty, junto con seis compañeras de clase, recibieron ayer su primera clase de iniciación al buceo en Aquacity, una clase guiada en una piscina de unos cien metros de superficie que les ofreció su primer contacto con un medio hasta entonces extraño.

«Llevamos dos años con el buceo en Aquacity. Este deporte está dirigido tanto a niños como a mayores. Antes de entrar en la piscina les damos todo tipo de instrucciones, les explicamos cómo funciona el sistema. Es muy fácil. El buceo se ha modernizado muchísimo», afirman Fernando y Miguel, responsables de la práctica de este deporte en Aquacity.

Con las bombonas a sus espaldas y ya en la piscina, las jóvenes aprenden a regular la entrada de aire en sus chalecos, que les permitirán descender y subir a la superficie. Hannan Newall y Louise Ferguson acompañan también a Kiroty. Nunca han buceado en el mar y tampoco en una piscina. Ayer no descubrieron el fantástico fondo marino de Balears, pero sí la ciudad de Atlántida, una reproducción acuática de una ciudad romana donde no faltan las estatuas, una casa semiderruida y columnas dispersas por un fondo de tres metros de profundidad.

Cada día, durante el verano, aprenden a bucear entre veinte y treinta personas, aprendizaje que quieren hacer extensivo a los escolares de Mallorca. «Nos gustaría enfocar esta actividad hacia la comunidad escolar, para que aprendan a respetar la ecología marina. Queremos iniciar antes de que termine el año estos cursos especiales para los alumnos, que vendrían a Aquacity por un precio muy ajustado. Recibirían un cursillo para que cuando sean mayores respeten lo que tenemos», afirman.