La procesión contó con una notable asistencia de participantes y de público. Foto: JAUME MOREY.

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La imagen del Cristo de Santa Cruz fue venerada ayer con intensidad por los penitentes.
La feligresía de la parroquia de la Santa Cruz se volcó, como cada año, en la procesión del Miércoles Santo. Los tambores de la Sala encabezaron el desfile que se inició desde el templo de Santa Cruz. Les siguieron las distintas cofradías, bandas de cornetas y tambores.

Los numerosos devotos, que se aglomeraron en las calles de la barriada, pudieron ver las imágenes bellamente adornadas de la Dolorosa, que este año estrena vestido, y de Jesús en la Columna. El Cristo de Santa Cruz fue portado por distintos vecinos del barrio y, como es habitual, cerró el desfile junto a su cofradía, cuyos miembros lucieron túnica beige y capa de distintos colores.

La procesión se detuvo brevemente en la calle Sant LLorenç, donde Amparo Martín, vecina del barrio, realizó una ofrenda floral.