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Los caballos volvieron a reinar, esta vez en el último día de la Diada de Balears. Si durante el fin de semana triunfaron los caballos menorquines y los carruajes romanos, ayer regresaron las justas medievales a es Born y se estrenó la doma renacentista y árabe, espectáculos que retrocedieron a una cultura resultado de la influencia árabe, romana y cristiana. En todas ellas, el caballo se erguía como símbolo de poder y de riqueza.

Seis caballos y seis jinetes maravillaron al público con la exhibición de doma árabe y renacentista, unas técnicas de doma que, a pesar de la antigüedad, se conservan vivas gracias a los espectaculares resultados que consigue.

El público ocupó los diez mil asientos colocados en esta segunda edición de la Diada. Junto al espectáculo de doma, en el que los jinetes demostraron sus habilidades en el manejo del caballo, el público disfrutó con el desfile de la Sección Montada de la Policía Local y con las justas medievales, en las que el gran caballero Tramuntana, ganador del año pasado, midió su fuerza ante los caballeros Gregal, Xaloc, Ponent, Llevant y Migjorn. Caballos engalanados para el combate, lanzas, hachas, bastones, cañas y espadas se cruzaron en es Born en un combate en el que resultó ganador el caballero de Ponent, triunfo que dedicó a una doncella del público.