En invierno, los almendros confieren a Mallorca una imagen especial. Foto: TERESA AYUGA.

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Suaves temperaturas y un paisaje que nada tiene que ver con la tradicional sequía veraniega. El paisaje se viste de verde y blanco para mostrar una Mallorca en reposo, en pleno contacto con la naturaleza. Y en el centro surgen los almendros en flor, respetando la leyenda de un rey moro que llenó Mallorca de almendros para que su amada pudiera contemplarlos en flor y no añorar la nieve de su tierra natal.

Por suerte muchos se salvaron del frío que han soportado los campos durante la última semana. La nieve no cuajó en zonas como los alrededores de Valldemossa y los almendros se salvaron de la nieve de este invierno.

Ahora lucen su fruto para delirio de los miles de turistas que se suman a la «Operación flor de almendro» "la mayoría alemanes", que se trasladan a Mallorca para contemplar, entre otras cosas, cómo florecen en esta estación.

Los almendros representan, además de su belleza, un buen cultivo ecológico, con más de mil hectáreas de superficie en las Islas.
En invierno se convierten en una tradicional postal que pocos obvian en su recorrido por Mallorca. Es otra de las muchas caras que ofrece la Isla.