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Fue casualidad. Regresábamos de El Dorado, la última prisión que conoció «Papillón» a lo largo de sus trece carcelarios años, prisión instalada a la vera del río Cuyuní, a mil kilómetros de Caracas. Y como teníamos todo el tiempo de este mundo, decidimos visitar la Casa Balear en Caracas, ubicada en unas dependencias que le presta la Casa Catalana en la misma ciudad.

Y tuvimos suerte, pues, como bien diría un castizo, matamos dos pájaros de un tiro: conocimos el lugar y a algunos descendientes de Baleares, y asistimos a la toma de posesión del cargo de presidente de la entidad del padre Ripoll, cura mercedario nacido en Palma, encima del bar Triquet, pero que lleva viviendo en aquel país cerca de cuarenta años. Aunque habla catalán, se le nota el deje dulzón de aquel país caribeño, que si no fuera por su violencia e inseguridad, sería precioso.

El padre Guillermo Ripoll, con quien quedamos al día siguiente, nos comentó que a diario sigue la actualidad de Balears y de España a través de Ultima Hora y «Diari de Balears» digital. Y para que no hubiera la menor duda de que es así, me trajo las portadas de ambos rotativos, que rescató del ordenador a través de la impresora, y que correspondían al sábado 16 de enero. Hoy, en Ultima Hora, reproducimos la conversación que mantuvo Pedro Prieto con el padre Ripoll en Caracas.