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Tras una fructífera reunión de más de una hora de los activistas de Greenpeace con el presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Consell, Francesc Antich, se decidió dar por concluido la ocupación indefinida del depósito de cenizas de Son Reus pasadas las 18.30 horas de ayer y después de haber pasado la noche en el lugar. Según explicó Xavier Pastor, portavoz de la asociación, el Consell se ha comprometido a iniciar a partir de la próxima semana reuniones dirigidas «a estudiar nuestras reivindicaciones». Se trata de potenciar la recogida selectiva y el reciclaje con el fin de reducir los residuos y por tanto la incineración.

No obstante, por la noche y por la mañana hubo diferentes incidentes.
Según un comunicado de Greenpeace los ecologistas fueron hostigados por la noche por el servicio de seguridad de Tirme. Ya por la mañana los ecologistas levantaron el campamento junto al vertedero de cenizas y se trasladaron en una furgoneta a la entrada principal de la incineradora. Unidos entre ellos con los tubos de bloqueo, que evitan que puedan ser separados unos de otros y ser arrastrados individualmente, bloquearon la entrada a camiones de basura por su ruta principal. También participaron otros miembros de Greenpeace y ecologistas así como el coordinador de EU, Eberhard Grosske, que no se salvó de los empujones de la policía.

Este bloqueo provocó la actuación de los efectivos policiales que los desalojaron de la puerta principal para que los camiones pudieran acceder a las instalaciones. El enfrentamiento se saldó sin heridos y los activistas de Greenpeace continuaron con su «ocupación» hasta ya por la tarde consiguieron el compromiso de los representantes del Consell para abrir negociaciones.