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Las cifras se han conocido hace poco y aunque son dignas de causar cierta sorpresa, lo más sorprendente del asunto "valga la reiteración" es que en círculos políticos nadie ha levantado la voz para mostrar su extrañeza. Las cifras en cuestión son las relativas a determinados aspectos del gasto militar previsto por el Gobierno español para el año próximo y que han sido recientemente aprobadas. En concreto, el Gobierno ha concedido la cantidad de 317.709 millones de pesetas para fabricar nada menos que 235 carros de combate Leopard. Francamente y dejando de lado lo importante del gasto, cuesta comprender que existan razones que justifiquen el que nuestro país precise en estos momentos de una tan elevada cantidad de carros de combate. Admitido que no somos víctimas de amenazas conocidas en las inmediaciones de nuestras fronteras, cabe suponer que un gasto tan exagerado responde a exigencias de nuestra pertenencia a la OTAN. Algo que, por cierto, hubiera podido significar que, cuando menos, protestaran ahora quienes en su momento se opusieron al ingreso de España en la Organización Atlántica. Pero ni ellos. Otra cantidad a considerar, es la de esos 250.000 millones de pesetas que, tras su aprobación por parte del Congreso, serán destinados a la investigación en materia de armamento. Muchos millones son y para hacernos una idea de ello, baste decir, por ejemplo, que duplican el presupuesto anual de la ONU. En suma, no implica incurrir en demagogia alguna el dejar constancia de que en este país se dedica más dinero a la investigación de nuevo armamento que a dotar a los centros educativos de los medios necesarios para impulsar la investigación. Es una lástima que ello ocurra en una sociedad que se pretende moderna. Y es aún más lamentable que ninguna fuerza política se haya tomado la molestia de protestar ante esa prodigalidad en el gasto militar.