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C omo es tradicional en el día de Nochebuena, el rey don Juan Carlos se dirigió a los españoles en un discurso en el que realizó un profundo y atinado análisis de la realidad por la que atraviesa el Estado y la comunidad internacional. El Rey habló de nuestra Constitución, cuando se ha cumplido su vigésimo aniversario y afirmó que ésta supone un marco de libertades amplísimo y dijo que en ella se afirma una articulación autonómica del Estado que reconoce la pluralidad y la diversidad.

Esta última afirmación cobra especial relevancia tras los últimos acontecimientos. Así, los procesos abiertos, según señaló el Monarca, deben realizarse dentro del marco constitucional.

Las palabras libertad, paz y concordia fueron subrayadas por el Rey, que hizo una especial referencia al proceso de paz abierto en el País vasco, aunque fijó que el espacio hasta ahora ocupado por la violencia debe dejar paso a los valores que definen una sociedad democrática, y tuvo palabras también para las víctimas del terrorismo.

Por cuanto se refiere a la bonanza de la situación económica, don Juan Carlos señaló que, por vez primera, nuestro país se encuentra con los que están en la primera línea y atribuyó el logro al esfuerzo realizado por toda la sociedad española. Señaló, además, que el desempleo no puede ser compañero inevitable de nuestro modelo social. El Rey dejó traslucir, y en eso debemos estar todos de acuerdo, que esta situación económica debe repercutir en el común de los ciudadanos.

Sin duda fue una reflexión importante que recogió muchas de las cuestiones que están en las mentes de todos, desde una perspectiva que hay que tener muy en cuenta, por cuanto desde la serenidad y la razón planteó unas líneas generales muy válidas para conducir el futuro de España.