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El misionero mallorquín Fernando Aguiló, que trabaja como médico en el hospital de Lunsar (Sierra Leona) y que permaneció secuestrado durante catorce días junto a otros tres misioneros y un cooperante por los rebeldes en marzo pasado, se encuentra estos días en Barcelona para ser sometido a un chequeo.

El hermano de la orden de San Juan de Dios ha relatado a Ultima Hora en qué situación dejó Lunsar y cómo, después de unos meses de calma, el conflicto se ha recrudecido en el país africano.

Fernando Aguiló explica que cuando regresaron los misioneros a Sierra Leona en agosto el país estaba en relativa calma. «En diez días, pusimos el hospital en orden y lo abrimos al público con 20 camas. Nos faltaba material, pero poco a poco fue llegando y pronto tuvimos todo montado», cuenta el misionero. «Sin embargo "añade", al terminar la época de lluvias en octubre, la guerrilla secuestró a un padre italiano y en conversaciones con el obispo nombraron el hospital de Lunsar, dijeron que estábamos en el punto de mira de los rebeldes».

Dado que se vieron obligados a abandonar el hospital y que sus problemas de salud se habían acentuado, «quizás debido al nerviosismo por la situación, decidí viajar a Barcelona para hacerme una revisión médica», manifestó.

Fernando Aguiló dice que, en Makeni, estuvieron ayudando a las Hermanas de la Caridad, mientras esperaban que pasara el peligro.
Aguiló, quien no niega que los misioneros de Lunsar están «un poco bajos de moral», señala que hubiera preferido quedarse en el hospital a pesar del peligro.