Bombardeo por error del ejército de Nigeria. Fotografía de archivo. | Reuters

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Al menos 85 civiles murieron y 66 resultados heridos la noche del pasado domingo en una operación aérea del Ejército de Nigeria en el norte del país, que atacó «accidentalmente» una localidad donde se celebraba una festividad religiosa, informaron las autoridades. La operación aérea estaba dirigida contra los «terroristas» que campan en el estado nigeriano de Kaduna, pero el Ejército atacó «accidentalmente» la localidad de Tudun Biri, señaló en un comunicado la oficina regional de la Agencia Nacional para la Gestión de Emergencias (NEMA).

Los hechos ocurrieron el pasado día 3 a alrededor de las 21.00 y las 22.00 hora local (20.00-21.00 GMT), cuando centenares de personas celebraban en esa localidad el nacimiento del profeta Mahoma (festividad del mawlid). «Hasta el momento se han enterrado 85 cadáveres, mientras las búsquedas continúan», indicó la oficina para el noroeste de Nigeria de la NEMA. «(La NEMA) ha visitado el hospital de Barau Dikko, donde han sido atendidos los heridos, y observó la hospitalización de 66 personas que presentaban lesiones y fracturas de diversos grados», añadió.

Entre las víctimas, aseguró esta institución, había niños y ancianos. Por su parte, la ONG defensora de los derechos humanos Amnistía Internacional, que elevó a 120 el número de muertos, pidió una investigación del ataque aéreo que permita el «procesamiento de los responsables» a través de un «juicio justo». El comisionado supervisor de Asuntos Internos y Seguridad del estado de Kaduna, Samuel Aruwan, admitió este martes el incidente en un comunicado, pero no facilitó cifras de fallecidos. Asimismo, el presidente de Nigeria, Bola Tinubu, se «solidarizó» esta mañana con las víctimas del ataque, que describió como un hecho «desafortunado, inquietante y doloroso».

«El presidente Tinubu está dirigiendo una investigación exhaustiva sobre el incidente y pide que se mantenga la calma mientras las autoridades examinan diligentemente» los hechos, indicó el portavoz del mandatario nigeriano, Ajuri Ngelale. En un principio, la Fuerza Aérea de Nigeria (NAF, en sus siglas en inglés) negó en un comunicado que ese brazo del Ejército matara «accidentalmente a civiles inocentes».

Algunos estados nigerianos -sobre todo del centro y noroeste del país- sufren ataques incesantes por parte de «bandidos», un término usado en el país para nombrar a las bandas criminales que cometen asaltos y secuestros masivos para lograr cuantiosos rescates y a los que las autoridades tildan a veces de «terroristas». Los ataques se repiten pese a las reiteradas promesas del Gobierno nigeriano de terminar con la violencia mediante el despliegue de más fuerzas de seguridad. A esta inseguridad se suma la ocasionada desde 2009 por la actividad del grupo yihadista Boko Haram en el noreste del país y, a partir de 2016, también de su escisión, el Estado Islámico en la Provincia de África Occidental (ISWAP, por sus siglas inglés).