El ministro de Exteriores ruso. | Reuters - GEORGI LICOVSKI

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El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, ha acusado de «cobardía» a los responsables de la política exterior de la UE, Josep Borrell, y de EEUU, Antony Blinken, por no haber participado con él en una reunión de la OSCE que termina este viernes en Skopje. Lavrov aseguró que esos dos líderes pretendían «aislar» a Rusia, pero opinó que su ausencia en el Consejo Ministerial de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) se debe a que «son cobardes que quieren evitar una conversación honesta sobre los hechos».

Borrell, responsable de la política exterior de la Unión Europa (UE), y Blinken, secretario de Estado de EEUU, participaron el miércoles, la víspera del comienzo de la reunión, en una cena a la que Lavrov no estaba invitado en la que se mostró el apoyo a Ucrania ante la invasión rusa, pero no asistieron a la apertura del Consejo.

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La participación de Lavrov en la reunión, permitida por Macedonia del Norte, que ocupa la presidencia de turno de la OSCE, provocó que Ucrania y cuatro países de la OTAN y la UE, Polonia, Letonia, Estonia y Lituania, decidieran no enviar a sus ministros de Exteriores al Consejo. Lavrov no pudo participar en el Consejo del año pasado porque Polonia, que ocupaba ese cargo, no le autorizó la entrada en su territorio. El ministro ha argumentado que su presencia en el Consejo es una muestra de que su país no está aislado en la OSCE.

Lavrov insistió este viernes en su pesimismo sobre el futuro de la OSCE, creada en 1975 como foro de diálogo entre los bloques de la «Guerra Fría». «Somos testigos de la degradación total de todo lo que se creó en las tres dimensiones de la seguridad: político-militar, económico, humanitario y de derechos humanos. Estamos convencidos de que nuestros colegas occidentales no han aprendido ninguna lección de su fallida línea de destrucción de la OSCE», acusó.

Rusia ha bloqueado, con el único apoyo de Bielorrusia, que Estonia ocupe el año que viene la presidencia de turno de la OSCE, obligando a una solución de emergencia en forma de la candidatura de Malta. Se niega también a la renovación del mandato de la secretaria general de la Organización y de tres otros altos cargos sin los que no puede funcionar con normalidad, algo que apoyan la mayoría del resto de 57 miembros de la OSCE.