El presidente ucraniano. | Reuters - SERGEY DOLZHENKO

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El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, hizo un llamado a sus ciudadanos para que permanezcan unidos, días después de que surgiera una desavenencia entre su oficina y el comandante en jefe del país mientras se recrudece la guerra con Rusia. El líder ucraniano, que también dijo en un discurso pronunciado a última hora del lunes que no es el momento adecuado para celebrar elecciones en tiempo de guerra, rogó a los ucranianos que fortalezcan el país y no se dejen arrastrar a peligrosas luchas internas que podrían poner en peligro el esfuerzo bélico.

«Ahora todo el mundo debe pensar en defender nuestro país. Tenemos que unirnos, evitar desviarnos y dividirnos en disputas u otras prioridades», afirmó. «Si no hay victoria, no habrá país. Nuestra victoria es posible». El llamado de Zelenski se produjo después de que el fin de semana estallaran las tensiones entre la oficina del presidente y su general de más alto rango, Valery Zaluzhnyi, quien comparó el estado del campo de batalla con Rusia con un punto muerto de la Primera Guerra Mundial.

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Días más tarde, Zelenski rechazó la idea de un estancamiento de la guerra, mientras que su asesor de asuntos exteriores dijo que las declaraciones de Zaluzhnyi a The Economist sobre la guerra fueron «muy extrañas» y podían jugar a favor de Rusia. La idea de un punto muerto en el campo de batalla es muy sensible en Kiev, que ha manifestado en repetidas ocasiones que se opone a cualquier negociación con el líder del Kremlin, Vladímir Putin, cuyas tropas, dice, deben retirarse primero de su territorio.

En otra aparente ruptura de la comunicación, Zelenski sustituyó el viernes al jefe de sus Fuerzas de Operaciones Especiales, quien dijo que sólo se enteró de su despido por los informes de los medios de comunicación y que Zaluzhnyi -su jefe- tampoco había sido informado. Kiev lleva cinco meses con una contraofensiva que no ha logrado ningún avance importante en el sur y el este, ocupados y fuertemente defendidos. También se cuestiona la sostenibilidad de la ayuda militar occidental, y Kiev teme entrar en un segundo invierno boreal de continuos ataques aéreos rusos contra su red eléctrica.