Fotografía de archivo del exministro de Justicia Anderson Torres. | Reuters

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El exministro de Justicia y exsecretario de Seguridad de Brasilia Anderson Torres se ha negado este miércoles a declarar ante la Policía Federal, en el marco de la investigación en su contra por supuesta connivencia y omisión de funciones durante el asalto de la turba de seguidores de Jair Bolsonaro, a la sede de los tres poderes de Brasil el 8 de enero. El que fuera último ministro de Justicia de Bolsonaro ha asegurado que no tenía declaraciones que ofrecer y poco más de una hora después ha concluido la audiencia que se ha celebrado en las instalaciones de la Policía Militar en Guara, una de las regiones administrativas del Distrito Federal.

Torres, que permanece preso desde el sábado tras llegar al país procedente de Estados Unidos, está siendo investigado por los delitos de terrorismo, golpe de Estado y organización criminal por los actos ocurridos en la Explanada de los Ministerios, de los cuales ya negó cualquier tipo de implicación ya fuera por acción u omisión.

«Lamento profundamente que se emitan hipótesis absurdas de cualquier tipo de connivencia por mi parte con las barbaridades a las que asistimos» y que en un caso de locura colectiva como esa hay que se buscar soluciones coherentes con la importancia de la democracia brasileña» escribió por entonces en redes sociales.

Desde su entrada en prisión, Torres ha estado recibiendo tratamiento psicológico, según las fuentes a las que ha tenido acceso la prensa brasileña, se encuentra abatido y sin comprender por qué ha sido arrestado. Por los hechos ocurrido el pasado 8 de enero en la capital brasileña, el juez del Tribunal Supremo Alexandre de Moraes decretó su arresto, en calidad de secretario de Seguridad de Distrito Federal, así como la destitución temporal del que era gobernador, Ibaneis Rocha.

El apunte

Bolsonaro no regresa

En este contexto, el expresidente de Brasil Jair Bolsonaro planea prolongar su estancia en Estados Unidos mientras avanzan las investigaciones contra quienes participaron en los ataques a las sedes de los poderes el pasado 8 de enero. Un grupo de empresarios de Sao Paulo que simpatiza con el expresidente se ha reunido en los últimos días para costear su estancia en Estados Unidos, a donde viajó el pasado 30 de diciembre, evitando así estar en Brasil durante la acto de toma de posesión del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

La cuestión central es financiera, según aliados de Bolsonaro consultados por 'Folha de Sao Paulo', por ello se plantea la posibilidad de organizar una serie de conferencias -a 10.000 dólares cada una- con empresarios estadounidenses, una de las cuales el expresidente se habría comprometido a impartir. Existe una fuerte opacidad acerca de cómo se está pagando la estancia en Estados Unidos de Bolsonaro, quien se encuentra hospedado en la casa que el luchador de artes marciales mixtas José Aldo tiene en Orlando, en el estado de Florida, baluarte republicano y trumpista por excelencia.