El rey Mohamed VI. | Efe

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El rey de Marruecos, Mohamed VI, zanjó este viernes la crisis diplomática abierta con España deseando «inaugurar una etapa inédita» en las relaciones entre ambos países, que se debe basar en «la confianza, la transparencia, la consideración mutua y el respeto a los compromisos».

«Con sincero optimismo, expresamos el deseo de seguir trabajando con el Gobierno español y su presidente, Pedro Sánchez, con el fin de inaugurar una etapa inédita en las relaciones entre nuestros dos países», afirmó el monarca este viernes en el discurso que anualmente pronuncia con ocasión de la Revolución del Rey y del Pueblo.

Mohamed VI habló así por primera vez de la crisis que se abrió el pasado mes de abril a causa de la hospitalización en España del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, y la posterior entrada masiva de emigrantes en mayo a la ciudad autónoma española de Ceuta ante la pasividad marroquí.

Estos acontecimientos desembocaron en el mayor distanciamiento vivido en las relaciones entre ambos países desde que Marruecos ocupó el islote de Perejil en 2002.

Ha sido, según expresó en su discurso el propio rey marroquí, «una crisis sin precedentes que ha sacudido fuertemente la confianza mutua y ha planteado varias preguntas sobre su futuro».

Pero en las últimas semanas, y tras el cese de la exministra de Exteriores española Arancha González Laya, Marruecos ha dado signos de acercamiento, como aceptar la devolución de los centenares de menores que entraron en Ceuta en mayo.

Mohamed VI afirmó que desde su país se ha trabajado con «la mayor tranquilidad, total claridad y espíritu de responsabilidad» para llegar a un entendimiento con España, unas conversaciones de las que él mismo, dijo, ha formado parte.

El monarca siguió «personal y directamente el proceso de diálogo, así como el desarrollo de las conversaciones», que han tenido como objetivo, remarcó, «no solo encontrar una salida a esta crisis, sino también aprovechar la oportunidad para redefinir las bases y parámetros que rigen estas relaciones».

Marruecos está, según Mohamed VI, «comprometido en la construcción de relaciones sólidas, constructivas y equilibradas, especialmente con los países vecinos» como España.
Su intención es, dijo, «fortalecer los cimientos clásicos que subyacen a estas relaciones, a través de un entendimiento conjunto de los intereses de los dos países».

El monarca tuvo también buenas palabras para referirse a las relaciones entre Marruecos y Francia, sustentadas, recordó, por los fuertes vínculos «de amistad y estima mutua» que le unen con su presidente, Emmanuel Macron.

No se refirió en cambio a sus relaciones con Alemania, país con el que Marruecos mantiene una crisis diplomática desde el pasado mes de mayo, cuando llamó a consultas a su embajadora en Berlín y reprochó a su país su «actitud negativa» sobre la cuestión del Sahara.

Ni tampoco, de forma expresa, a Argelia, su vecino del este y con el que también tiene unas relaciones difíciles, que han empeorado desde el acercamiento de Marruecos a Israel a cambio de que Estados Unidos reconociera la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental.

En el discurso que pronunció hace unas semanas, Mohamed VI tendió la mano a este país, pero Argelia no solo no ha recogido el guante, sino que acusó esta semana a su vecino de estar detrás de los incendios que han arrasado el país y anunció que reconsiderará las relaciones entre ambos.

El rey aseguró que «hay quienes afirman que Marruecos está siendo atacado porque ha cambiado su orientación política y estratégica, así como su 'modus operandi' para abordar determinadas cuestiones diplomáticas».

«No es así», sentenció para añadir que «Marruecos ciertamente ha cambiado, pero no en la dirección deseada por sus detractores».