Los líderes de la Unión Europea aprobaron este lunes nuevas sanciones. | JOHN THYS / POOL

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La Unión Europea (UE) acordó este lunes cerrar el espacio aéreo con Bielorrusia después de que el régimen de Alexandr Lukashenko obligase el domingo a un avión de Ryanair a realizar un aterrizaje forzoso en el aeropuerto de Minsk para arrestar al periodista Román Protasevich.

Reunidos en una cumbre presencial en Bruselas, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE exigieron la «liberación inmediata» del periodista y prohibieron a las compañías aéreas de Bielorrusia -entre ellas la estatal Belavia- a sobrevolar el espacio aéreo comunitario.
Pidieron también a las compañías de la UE «evitar» sobrevolar Bielorrusia.

Este lunes mismo varias aerolíneas europeas, incluidas airBaltic de Letonia y SAS de Scandinavia, así como la neerlandesa KLM, dijeron que dejarían de utilizar el espacio aéreo bielorruso.

Este asunto fue el primero que abordaron los líderes, después de que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, lo añadiese el domingo de urgencia en la agenda de la cumbre. «Esto es una amenaza para la seguridad internacional y para la aviación civil» y la UE adoptará una «reacción firme», dijo Michel, antes de que empezase la reunión. Tras lo ocurrido la UE necesitaba dar una «respuesta rápida», dijeron fuentes europeas, si bien los Veintisiete tienen que acordar ahora los detalles técnicos de cómo se van a llevar a cabo las sanciones aprobadas. «Hay que discutir menos los detalles y más el fondo porque poner la vida de todos los pasajeros en peligro es inaceptable», apuntaron las mismas fuentes.

A su llegada a la cumbre, la gran mayoría de líderes apostó por adoptar sanciones contra Bielorrusia tras lo ocurrido y que Ryanair calificó de «acto de piratería de la aviación».
«Creo que el tiempo de la retórica y las palabras pasó, se terminó. Necesitamos acciones claras para cambiar el patrón de comportamiento de este régimen muy peligroso», dijo a su llegada a la reunión el presidente de Lituania, Gitanas Nauseda.

En una línea similar se expresó la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, que consideró «muy importante» proponer «sanciones fuertes» porque, según dijo, Bielorrusia y Rusia «solo van tan lejos como les dejamos ir».

Mientras que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, consideró «absolutamente inaceptable» que Bielorrusia desviara un avión para detener a un periodista disidente y defendió por ello la adopción de sanciones contra este país.

Los jefes de Estado y de Gobierno acordaron también ampliar la lista de sanciones contra Bielorrusia, que actualmente incluye a 88 países y 77 entidades, entre ellos al presidente Lukashenko y a su hijo y asesor Viktor Lukashenko, a los que se les prohíbe entrar en territorio comunitario y se les han congelado todos sus bienes y activos en la UE.
Aunque los nombres y las nuevas entidades se tendrán que detallar en el futuro, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, dijo que todos ellos estarían relacionados con el aterrizaje forzoso del avión y el «secuestro» del periodista.
Además, la presidenta del Ejecutivo comunitario señaló que Bruselas ha «congelado» 3.000 millones de euros a Bielorrusia «hasta que sea democrático».

Más allá de acordar las sanciones, los líderes europeos pidieron a la Organización Internacional de la Aviación Civil (ICAO, por sus siglas en inglés) una «investigación urgente» sobre el aterrizaje forzoso de este vuelo en el que viajaban varios ciudadanos de la UE, que despegó de Atenas pero que nunca llegó a Vilna, su destino final. La ICAO, de hecho, ha convocado una reunión para este próximo jueves.

Mientras los líderes de la UE se reunían en Bruselas, un canal pro Lukashenko en la aplicación de mensajería Telegram publicó las primeras imágenes de Protasevich desde su arresto. El activista dijo que estaba en una cárcel de Minsk y afirmó que lo trataban bien, a pesar de los moretones visibles en su rostro y sus profundas ojeras.