Imagen del centro de Viena, coincidente con una movilización climática, en plena pandemia de coronavirus. | Reuters

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Una «extremadamente rara» reacción inmune fue la causante de la trombosis que provocó la muerte de una enfermera austríaca diez días después de vacunarse con el fármaco de AstraZeneca, según el análisis realizado en el Hospital General de Viena y que se acaba de hacer público.

Una portavoz de ese centro, que realizó la autopsia a la fallecida, una enfermera de 49 años, confirmó esa conclusión a la radiotelevisión austríaca ORF.

Esa respuesta inmune que provoca la coagulación es «extremadamente rara» y en él intervienen una serie de inusuales combinaciones, según ha declarado a la ORF Sabine Eichinger, especialista en trastornos de coagulación de la Universidad de Medicina de Viena.

Según Eichinger, ese tipo de reacciones a la vacuna sólo se presentará en muy pocos pacientes y, en el caso concreto del fallecimiento en Austria, puede deberse incluso a una patología inmune desconocida hasta ahora.

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Si los típicos síntomas tras la vacunación, como dolor de cabeza, náuseas o dolor en las piernas no desaparecen en cuatro o cinco días, o aparecen otros, es importante consultar a un médico, señala esa experta.

Con todo, Eichinger afirma que la vacunación es segura y que esos muy poco frecuentes casos de trombosis pueden tratarse si son detectados a tiempo.

El fallecimiento provocó que Austria retirara el lote de vacunas al que pertenecía la dosis usada en la fallecida, pero el país no ha dejado de usar el fármaco.

La Agencia Europea del Medicamento defendió el pasado jueves que la vacuna de AstraZeneca sigue siendo «segura y eficaz», aunque subrayó que no ha podido descartar su relación con algunos casos «muy raros» de coagulación asociada con trombocitopenia y que continuará investigando.