Imagen de archivo de Jeanine Áñez. | Reuters

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La expresidenta interina Jeanine Áñez pasará a la historia como la primera gobernante tras el fin de la era de Evo Morales y como la detenida de mayor rango por los hechos que forzaron la renuncia del máximo líder del Movimiento al Socialismo (MAS) a la Presidencia de Bolivia en 2019.

Tras un intenso y largo operativo, encabezado por el comandante general de la Policía Boliviana, Jhonny Aguilera, y varios funcionarios de la Fiscalía, se arrestó a Áñez, quizás la persona más buscada estos día en Bolivia.

Jeanine Áñez llegó al poder desde el Parlamento y en medio de una convulsión social, tras la renuncia de Morales y de los funcionarios que según la cadena de sucesión debían relevarlo en el cargo.

El 12 de noviembre de 2019 la entonces senadora opositora de Unidad Demócrata y vicepresidenta segunda del Senado asumió la Presidencia interina.

Áñez era, hasta ese entonces, una política con poca relevancia y llegó al primer cargo del país tras activarse el mecanismo sucesorio ante la ausencia o la renuncia de poder de quienes por línea les correspondería asumir la Presidencia de Bolivia.

La presidenta interina recibió la banda presidencial de manos de un militar y pronunció la frase «La Biblia vuelve a palacio», lo que generó polémica en un Estado que tras la promulgación de la Constitución en 2009 se declaró aconfesional o laico.

La abogada de profesión y oriunda de San Joaquín, una pequeña población del departamento amazónico de Beni, gobernó el país durante cerca de un año, mandato que fue extendido ante la imposibilidad de celebrar elecciones, pues el 10 de marzo de 2020 la pandemia llegó al territorio boliviano.

Áñez fue presentadora de televisión e inició su carrera política en 2006 cuando fue electa representante departamental en la Asamblea Constituyente que redactó la nueva Constitución Política del Estado promulgada por en 2009 por Evo Morales.

En 2010 fue elegida senadora por el departamento de Beni en representación de la desaparecida alianza Plan Progreso y Convergencia Nacional.

En 2015 asumió su segunda legislatura, en la que se opuso a un cuarto mandato de Morales y centró su trabajo para prevenir la violencia en contra de la mujer.

Sedición y terrorismo

Al finalizar su mandato interino Áñez señaló que se quedaba en Bolivia para enfrentar un posible juicio de responsabilidades por las muertes en 2019.

Y para sorpresa de ella llegó el día. La Fiscalía de Bolivia emitió este viernes una orden de aprehensión contra la expresidenta por los supuestos delitos de «sedición y terrorismo», relacionados con la crisis de 2019.

Cuando Áñez asumió la Presidencia interina tenía el desafío de pacificar a un país envuelto en una ola de violencia tras las fallidas elecciones y los violentos enfrentamientos entre partidarios y opositores por los cuestionados resultados que le daban a Morales un cuarto mandato consecutivo.

Pero la situación en el país se vio agravada por otra crisis aún más grave: la covid-19. Bolivia vio afectada su economía por las cuarentenas, funcionarios del Gobierno interino estuvieron involucrados en un caso de supuesta corrupción por la compra irregular de respiradores y Áñez fue acusada de perpetuarse en el poder con la excusa de la pandemia.

Sin embargo, el uso excesivo que hicieron las Fuerzas Armadas y Policiales para contener las protestas tras la salida de Morales, los muertos y heridos en los enfrentamientos en la refinería de Senkata en la ciudad de El Alto y demás hechos de violencia fueron el talón de Aquiles de Áñez y hoy la Justicia boliviana le pasa la factura como la principal responsable.

Sin suerte en las urnas

Durante su Gobierno interino, Áñez decidió presentarse a las elecciones presidenciales de 2020, luego de que en varias ocasiones dijo que no lo haría, pero declinó su aspiración al reconocer que su partido se ubicaba de cuarto en las encuestas y al considerar que la unión de los partidos de derecha le hubiesen hecho mejor frente al MAS.

Ya como expresidenta interina, Áñez se presentó como candidata a las elecciones subnacionales para la Gobernación del Beni, pero nuevamente la suerte no estuvo a su favor y quedó de tercera en las votaciones de los comicios del pasado 7 de marzo.

A la 1.48 hora local del sábado (05.48 GMT) Áñez abrió otro capítulo de su vida pública, pero esta vez como sindicada de un delito que niega y acusa al MAS y al actual Gobierno de Luis Arce de «persecución política» y de volver «a los estilos de la dictadura».

«Denuncio ante Bolivia y el mundo que en un acto de abuso y persecución política el gobierno del MAS me ha mandado arrestar. Me acusa de haber participado en un golpe de Estado que nunca ocurrió. Mis oraciones por Bolivia y por todos los bolivianos», escribió Áñez en Twitter tras conocerse su arresto.