La policía ha intentado disolver una gran marcha convocada este sábado. | Efe

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Decenas de miles de manifestantes contrarios a las restricciones por la pandemia de coronavirus se reagruparon en torno a la Columna de la Victoria de Berlín, después de que la policía disolviera una gran marcha convocada este sábado y en medio de algunas escaramuzas por parte de grupos ultraderechistas.

En el tramo de la Avenida 17 de Junio, entre dicha Columna y la emblemática Puerta de Brandeburgo, se congregaron unas 30.000 personas -según estimaciones policiales-, en un ambiente mayoritariamente festivo, mientras en las cercanías del Reichstag se producían algunos encontronazos con los antidisturbios.

La policía, que preparó para esta jornada un dispositivo integrado por 3.000 agentes, había acordonado la sede parlamentaria, pero cerca de un centenar de personas apartó las vallas, lo que generó los primeros disturbios.

Asimismo se produjeron escaramuzas junto a la embajada de Rusia, protagonizadas por grupos de ultras, mientras la policía procedía a tratar de calmar los ánimos de la gran concentración y conminaba a los presentes a mantener la norma de la distancia social y usar la mascarilla.

Ya por la mañana, la policía berlinesa había procedido a disolver la primera manifestación del día, con unos 18.000 participantes, ante la evidencia de que se desobedecía deliberadamente las medidas higiénicas establecidas.

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La convocatoria de este sábado, como ha ocurrido en sucesivas marchas contra las restricciones desde finales de julio, aglutinó tanto a defensores de teorías de la conspiración o antivacunas como a ciudadanos que consideran vulnerada su libertad de movimientos, así como ultraderechistas y negacionistas del Holocausto.

La movilización había sido inicialmente vetada por las autoridades regionales de la ciudad-estado de Berlín y también por la policía, pero finalmente la Audiencia Territorial Administrativa de Berlín la autorizó, aunque condicionada a que se respetaran esas condiciones.

El responsable del Interior del gobierno regional de Berlín, Andreas Geisel, había justificado su veto en el argumento de que derecho a la manifestación no significa el «derecho a infringir la legalidad».

La canciller alemana, Angela Merkel, había expresado su comprensión al veto, pese a reconocer el derecho a la manifestación y también el de los convocantes a recurrirlo.
Ya la víspera quedó claro que no se respetarían las medidas de higiene pactadas. Unos 1.500 manifestantes, mayoritariamente sin mascarilla, se concentraron el viernes ante la emblemática Puerta de Brandeburgo, a modo de acción previa.

Pese a la vistosidad de las marchas, la opinión mayoritaria alemana respalda las restricciones. Un 60 % de los ciudadanos las defienden, según el último «Politbarometer» de la televisión pública ZDF, mientras que un 28 % cree que deberían reforzarse y un 10 % las considera exageradas.