Argentina se prepara este domingo para su jornada electoral. | Reuters

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Argentina, sumida en una grave crisis económica, decide este domingo si da continuidad al Gobierno del empresario Mauricio Macri o vuelve al 'peronismo' de la mano del abogado Alberto Fernández.

Unos 33,8 millones de personas han sido llamados a las urnas. El candidato opositor lidera todas las encuestas de intención de voto, aventajando al actual mandatario en unos 20 puntos, que podrían darle la victoria en primera vuelta.

En las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) celebradas el pasado mes de agosto, Fernández, ex jefe de Gabinete de Néstor Kirchner (2003-2007), ya había aventajado a Macri en 16 puntos.

La ley argentina establece que el ganador de las elecciones evitará un balotaje si recibe más del 45% de los votos o si alcanza al menos el 40% de los sufragios superando en diez puntos el resultado de su rival inmediato.

Fernández sabe que tiene la victoria al alcance de la mano y ya ha llegado incluso a hablar de la transición presidencial.

El candidato 'peronista' es visto como un moderado en las filas de su partido. «Ideológicamente pivota en el centro político. Se caracteriza por la búsqueda de consenso», destaca Mario Fraschini, politólogo y docente de la Universidad de Buenos Aires.

Aliados, de nuevo

Pero muchos en Argentina no ponen el foco sobre su figura, sino sobre su candidata a vicepresidenta, la ex mandataria Cristina Fernández Kirchner (2007-2015), que sorprendió a buena parte de la ciudadanía cuando anunció, en mayo, que no se postularía para volver a liderar el país, sino que sería la segunda de la lista del pragmático abogado.

La decisión fue llamativa, no sólo porque Fernández de Kirchner aparcó sus aspiraciones, sino porque el ahora candidato había dimitido como jefe de Gabinete de la ex líder argentina en 2008, durante la crisis generada por la decisión gubernamental de subir los impuestos a las exportaciones.

«Del segundo mandato de Cristina a mí me cuesta muchísimo encontrar un elemento valioso», señaló Fernández en 2015.

Ambos dirigentes parecen haber limado sus diferencias, pero muchos se preguntan en Argentina quién gobernará realmente, si Cristina, que continúa dominando importantes sectores del 'peronismo' o Fernández.

El candidato opositor propone renegociar la deuda externa del país, sin ejercer una quita, sino enmendando los plazos de vencimiento de los créditos.

Quiere también ampliar el gasto social, aumentar salarios, reducir las tasas de interés y encaminar al país hacia un superávit comercial. A POR LA REMONTADA
Su rival en las urnas, el presidente Mauricio Macri, que gobierna desde 2015, acude a la cita electoral sumido en un bajón de popularidad por las dificultades económicas surgidas desde abril de 2018.

El PIB del país caerá al menos un 3% este año y el desempleo supera ya el 10%, en un país afectado por una fuga de reservas internacionales, acentuada tras la victoria de Fernández en las primarias de agosto.

Macri llegó al poder prometiendo que sus reformas pro mercado activarían la economía argentina y acabarían con los problemas estructurales de las finanzas del país, que creció un 2,7% en 2015. Una de sus principales premisas era acabar con la inflación. «No va a ser un desafío», dijo antes de convertirse en presidente. Sin embargo, la inflación en 2015 fue de un 25% y este año superará el 50%. También prometió mejorar la situación de aquellos con menos recursos, pero en 2015 la pobreza afectaba al 29,2% de la población y ahora aflige al 35% de los ciudadanos.

Macri pactó, asimismo, una impopular línea de crédito con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por valor de 57.000 millones de dólares.

Tarifazos

También fueron muy criticados los 'tarifazos' en los servicios de la luz, el agua y la electricidad, cuyos precios llegaron a crecer, en algunos casos, por encima del 1500%, tras la eliminación de subsidios públicos.

Pero sigue teniendo un apoyo que ronda, al menos, el 30% de los electores. Buena parte de sus votantes creen que esas subidas de precios fueron necesarias para que el país aliviase su cartera de gasto y poner los cimientos para una mejora duradera de la economía.

Las bases que apoyan al mandatario consideran también, en su mayoría, que el Gobierno ha logrado reducir la corrupción, en comparación con el anterior mandato.
Macri apuesta por darle la vuelta a las encuestas y plantarse en una segunda vuelta en la que seguiría teniéndolo muy difícil para ganar a Fernández.