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Un asalto todavía sin reivindicar al Viceministerio de Mártires y Discapacitados en Kabul causó el lunes 31 muertos y más de una veintena de heridos, empañando las conversaciones de paz entre los talibanes y Estados Unidos y las esperanzas sobre el fin del conflicto.

En plena efervescencia por la última reunión de paz la semana pasada en Emiratos Árabes Unidos (EAU), un insurgente suicida se inmoló con un coche bomba a la entrada del edificio gubernamental, que depende del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.

La explosión ocurrió sobre las 15.15, hora local (10.45 GMT) y sirvió de cortinilla para dos atacantes armados que penetraron en el recinto, indicó el portavoz del Ministerio de Interior, Nasrat Rahimi.

Ambos se atrincheraron en la sede del departamento durante cerca de siete horas, durante las que acabaron con la vida de al menos 28 personas, entre ellas un policía y una mujer.

Además, perecieron los tres atacantes, uno de ellos tras hacer detonar los explosivos que portaba y los otros dos abatidos por las fuerzas de seguridad.

Las tropas lograron rescatar ilesos a 357 empleados del viceministerio, que ya han sido entregados a sus familias, mientras que los heridos han sido trasladados a hospitales de la zona, la mayoría de los cuales están "estables", según Rahimi.

"La operación de despeje en el área ha terminado tras casi siete horas, (...) Ahora se ha permitido a las ambulancias acceder a la zona para evacuar los cadáveres y a los heridos a los hospitales", indicó el portavoz del Ministerio de Interior.

Entre los evacuados y heridos se encuentran algunos trabajadores del adyacente Ministerio de Trabajo Público.

El Viceministerio de Mártires y Discapacitados se encarga de distribuir pensiones y compensaciones a perdonas discapacitadas, en su mayoría víctimas de la guerra, y familias de los fallecidos en el conflicto y durante ataques insurgentes.

Ambos departamentos se sitúan en una zona residencial de la capital y están rodeados de edificios de apartamentos de varias plantas, en una de las zonas más populosas de Kabul, Macroyan.

Ningún grupo reivindicó hasta ahora la autoría del atentado que ha tenido lugar días después de que Washington y los talibanes se reunieron en EAU, en la tercera ronda de diálogo entre las partes de los últimos dos meses.

En este país del Golfo, los talibanes se negaron a sentarse a la mesa con el Gobierno de Kabul y optaron por conversar sólo con Estados Unidos, encuentros durante los que ambas partes pactaron consultar con sus líderes lo allí debatido.

Uno de los temas tratados fue la retirada de las tropas internacionales de Afganistán.

El ataque coincide también con el anuncio el pasado jueves de que el presidente de EE.UU., Donald Trump, planea retirar del país a 7.000 soldados, la mitad del contingente que mantiene desplegado en la actualidad.

Ambos acontecimientos han despertado la esperanza entre analistas, políticos y la población afgana para un fin negociado a la guerra más larga en la historia de Estados Unidos, que comenzó en 2001 con la invasión y la caída del régimen talibán.

Este año Kabul ha sido escenario de múltiples atentados, el último de ellos de envergadura a finales de noviembre cuando un asalto a un campamento de la empresa británica de seguridad G4S causó 15 muertos y casi una treintena de heridos después de 10 horas de combate entre las fuerzas de seguridad y los talibanes.

El atentado más grave en lo que va de 2018 se registró en enero pasado, cuando los talibanes hicieron estallar una ambulancia bomba cerca del antiguo Ministerio de Interior, donde aún operan algunas dependencias oficiales, que causó más de un centenar de muertos.