Miguel Ángel Moragues, en Londres.

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Los terroristas acuchillaron a gente que estaba en la terraza del bar de tapas donde cenó Miguel Ángel Moragues. El mallorquín acudió con su novia y otra pareja al restaurante Brindisa, cerca de donde la policía abatió a los autores del atentado en Londres.

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«Hace tres horas que acabamos de llegar a casa», cuenta Moragues este domingo por teléfono. La calle donde vive estaba acordonada y se tuvo que quedar a dormir con su novia en casa de una amiga. «Al llegar al bar nos ofrecieron sentarnos dentro o fuera. La novia de mi amigo, que es de Seúl, no llevaba chaqueta y dijo que prefería dentro», relata.

En el local había unas 60 personas. Diez minutos antes del atentado hubo una pelea en el bar. «Alguien gritó que había una persona con un cuchillo y lo relacionamos con el incidente anterior». Un hombre gritó muy agresivo en inglés que salieran todos del bar. «Pensábamos que había una bomba e iba a explotar». Enseguida entró una marabunta. Tiraron mesas, sillas, vasos. «La novia de mi amigo salió cuando los terroristas acuchillaban a personas. Escapó corriendo, tocó en una casa y le abrieron. Nosotros no pudimos. Nos fuimos a los baños del bar. Los responsables cerraron las puertas. La gente estaba muy asustada». Miguel Ángel estuvo encerrado con ocho personas en el baño. Recuerda la tensión. «No sabes qué está pasando. Veíamos sirenas y escuchábamos ráfagas de tiros. Pensábamos que íbamos a morir porque iba a explotar una bomba».