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La información revelada por la policía de Ferguson (EEUU) sobre la muerte del joven afroamericano Michael Brown a manos de un agente indignó el viernes a los centenares de personas que volvieron a manifestarse por sexto día consecutivo en una protesta que comenzó pacífica pero terminó con altercados.

No fue hasta pasada la 1.00 de la madrugada hora local ( 6.00 horas GMT) que lo que había sido una jornada tranquila e incluso festiva terminó con destrozos en varios negocios, saqueos, y tensión entre policía y manifestantes, informaron medios locales.

Todo comenzó cuando varias decenas de personas bloquearon la calle y avanzaron hacia la policía con las manos en alto (la posición en la que murió Brown según los testigos) pese a la advertencia de «arrestos y otras acciones» si no se dispersaban.

Aunque esta tensión duró más de dos horas y se pudo ver lanzamientos de botellas contra la policía, los agentes no se movieron de sus posiciones y mantuvieron una actitud muy contenida para evitar una escalada mayor de la violencia, como había ocurrido en jornadas anteriores.

A pesar de la lluvia que cayó sobre Ferguson, en el estado de Misuri, toda la noche, centenares de manifestantes mantuvieron su protesta, mientras que líderes y miembros de la comunidad trataban de bloquear las entradas de los negocios para evitar los saqueos.

La tregua que se vivió el jueves gracias a una nueva estrategia policial más conciliadora no hacía prever que el viernes volvieran los disturbios, pero la información policial sobre el suceso revelada en esa jornada reavivó la ira de los manifestantes.

La policía local ha tardado casi una semana en facilitar la identidad del agente que mató a Brown, pese a las peticiones de la familia y la comunidad, y lo hizo al mismo tiempo que divulgaba por primera vez un vídeo del joven como supuesto sospechoso del robo de cigarrillos en una tienda cercana al lugar del suceso.

La aparición de este vídeo, al que la policía no había hecho mención alguna hasta ahora, seis días después del incidente y en el mismo momento en que identificaba al agente ha soliviantado a la familia de Brown y a los manifestantes, que lo ven como un intento de desviar la atención y criminalizar al joven.

La confusión y el malestar aumentaron cuando la policía, en dos conferencias de prensa ese mismo día, ofreció dos versiones de los hechos: una en la que daba a entender que el agente sabía que el joven estaba siendo buscado por el presunto robo, y otra en la que se desvinculaban ambos momentos.

El tono de la protesta en Ferguson había cambiado completamente con la decisión del gobernador de Misuri, Jay Nixon, de sustituir a la policía local, cuestionada por su dura actuación en las protestas y debido a la falta de transparencia sobre el suceso, por la Patrulla de Carreteras del estado.

Este cuerpo, liderado por el afroamericano Ron Johnson, tomó una nueva estrategia para contener las protestas, de manera que el jueves no hubo vehículos ni agentes de apariencia militar en las calles de Ferguson, tampoco gases lacrimógenos contra los manifestantes, ni bloqueo a las manifestaciones pacíficas o al trabajo de los periodistas como en las jornadas anteriores.

La nueva actitud policial propició una noche de protestas sin altercados, con un tono de reivindicación pero festivo y en la que pudo verse una gran sintonía entre las dos partes e incluso cómo algunos de los ciudadanos que protestaban se tomaban aufotos ('selfies') con los agentes.

Los disturbios en esa pequeña localidad cercana a Saint Louis comenzaron el domingo por la noche tras una vigilia en honor del joven de 18 años Michael Brown que murió el sábado a manos de un policía en un encuentro del que testigos y agentes sostienen versiones contradictorias.

Según la policía, el joven iba desarmado pero agredió al agente para tratar de arrebatarle su pistola; el amigo que le acompañaba esa noche y otros testigos aseguran sin embargo que el joven estaba con los brazos en alto en el momento en el que el agente comenzó a dispararle repetidamente.

Este suceso ha desencadenado una semana de protestas pacíficas durante el día y violentas al caer la noche -con la excepción del jueves-, con saqueos, gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes, policía con indumentaria y vehículos de apariencia militar, varios heridos y cerca de 50 arrestos.

La muerte del joven ha desatado de nuevo el debate racial en el país, todavía con el recuerdo reciente del caso de Trayvon Martin, un adolescente afroamericano que murió a manos de un vigilante voluntario que le disparó en Florida en 2012.