Jens Weidmann, responsable del Bundesbank, banco central alemán. | BORIS ROESSLER - STR - EFE - EPA

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El Bundesbank alemán ha señalado, de forma categórica, que los países que estuvieran a punto de la quiebra deberían recurrir a la riqueza privada de sus ciudadanos mediante un impuesto extraordinario sobre el capital antes de pedir ayuda a otros estados.

Dicho en otras, palabras, el banco central alemán dirigido por Jens Weidmann quiere que los ricos paguen más impuestos en situaciones de crisis. El Bundesbank propone que los países europeos que atraviesan dificultades financieras, en lugar de pedir ayuda a los contribuyentes de los países europeos más boyantes, se espabilen recaudando dinero entre los sectores más adinerados de su propio país. Tal es el sentido del concepto «pago único del impuesto sobre el capital», contenido en el informe del banco correspondiente al mes de enero. La institución alemana elude concretar a qué países habría que aplicar la fórmula, pero los casos de Grecia, España e Italia, acuden enseguida a la mente.

Dura posición

La dura posición del Bundesbank surge después de años de crisis de la zona euro en la que ha habido cinco rescates gubernamentales. También hubo intervenciones en el mercado de bonos por parte del Banco Central Europeo por ejemplo en Italia, donde la media de riqueza neta de los hogares es más alta que en Alemania.

«(Un impuesto sobre el capital) se corresponde con el principio de responsabilidad nacional, según la cual los contribuyentes son responsables de las obligaciones de sus gobiernos antes de requerir la solidaridad de otros estados», dijo el Bundesbank en su informe mensual.

El banco central advirtió que un gravamen de este tipo conllevaba riesgos importantes y su aplicación no sería fácil, añadiendo que sólo debía considerarse en casos excepcionales, como por ejemplo para evitar una insolvencia soberana inminente.

El Fondo Monetario Internacional discutió la opción en un informe en octubre y dijo que para reducir los ratios de deuda a niveles de finales de 2007 para una muestra de 15 países de la zona euro, se necesitaría una tasa impositiva del 10 por ciento de los hogares con riqueza neta positiva.