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El Gobierno británico y el francés viven estos días vidas paralelas en el tema de la inmigración ilegal. El presidente galo, François Hollande no sabe cómo detener la respuesta social contra la expulsión de la niña gitana kosovar y el premier británico, David Cameron, ve como le estalla su manera de conminar a los ‘sin papeles’ a dejar el país. El envío de correos electrónicos ha sentado muy mal en la prensa británico.

En Reino Unido, además, más de 140 ciudadanos del Reino Unido se han quejado después de que el Ministerio británico de Interior les enviara mensajes al móvil acusándolos erróneamente de estar de forma ilegal en este país, informan hoy los medios nacionales.

Entre las personas a las que el Gobierno acusó de ser inmigrantes ilegales figura un veterano activista por los derechos civiles que lleva viviendo en este país desde 1966, según recoge el diario británico «The Independent».

Funcionarios del citado ministerio dirigieron a cerca de 40.000 personas, supuestamente sospechosas de no tener derecho a permanecer en el país, mensajes en los que se les instaba a ponerse en contacto con las autoridades para estudiar su caso y su estatus de inmigración.

Correcto

Un portavoz de ese Ministerio declaró que «es correcto reforzar las leyes» y «adoptar medidas para ponerse en contacto con individuos cuyo historial muestra que no tienen el derecho válido para estar en el Reino Unido».

Interior precisó que tan solo catorce personas habían sido contactadas por error. El secretario de Estado para Inmigración, Mark Harper, señaló que un controvertido programa gubernamental que empleaba furgonetas por barrios de Londres con carteles que instaban a los inmigrantes ilegales a que se fueran «a casa» o «afrontaran la detención» podría extenderse a todo el país.