La canciller Angela Merkel y su equipo negociador, llegando al lugar de la reunión con los socialdemócratas. g Foto: WOLFGANG KUMM/EFE | WOLFGANG KUMM

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La canciller alemana, Angela Merkel, obtuvo el sí de los socialdemócratas para negociar un gobierno de gran coalición, aunque condicionado a un giro más social en su política laboral. «Hemos decidido por unanimidad la apertura de conversaciones para formar gobierno», anunció el líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, tras la tercera ronda exploratoria y después de que los Verdes rechazaran, el miércoles, seguir tanteando una alianza con Merkel.

En las reuniones exploratorias «no se abordan contenidos, para eso están las negociaciones formales», respondió Gabriel una y otra vez al ser preguntado sobre si el precio del pre-acuerdo había sido el sí de Merkel a la implantación de un salario mínimo interprofesional. «La Unión sabe que la introducción de esa medida es nuestro objetivo central. Sin ese punto no se puede pensar que las negociaciones conduzcan a una coalición», añadió antes de recordar que la decisión de hoy será sometida el domingo a una convención de 200 delegados del partido.

Por parte de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel, su secretario general, Hermann Gröhe, también declinó hablar de contenidos o concesiones mutuas e insistió que la actuación del próximo gobierno se orientará hacia el «crecimiento, el empleo y la estabilidad económica». Gröhe, quien compareció ante los medios con su homólogo de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), Alexander Drobrindt, dio por hecho que las negociaciones formales se abrirán el miércoles, mientras Gabriel se remitía a que lo acordado hoy debe someterse a los respectivos partidos antes de fijar la agenda definitiva.

Consultas

El SPD se ha comprometido a consultar los sucesivos pasos, incluida la suscripción de un pacto de coalición, al conjunto del partido, sea en formato de la convención del próximo domingo, sea en el congreso federal del 14 al 16 de noviembre o en un consulta al conjunto de la militancia -470.000 afiliados-. Cómo se concretarán estas consultas se perfilará en la reunión a puerta cerrada que mantendrán 200 delegados socialdemócratas en la Willy Brandt Haus, el próximo domingo.

La CDU y la CSU sólo someterán los acuerdos a sus respectivas ejecutivas, teniendo en cuenta -como recordaron sus secretarios generales- que se trata de dos partidos distintos «con especificidades propias». La CSU representa a un electorado claramente más derechista que la CDU de Merkel y está revalorizada ante sus votantes tras la mayoría absoluta lograda en las regionales de Baviera.