Una mujer deposita su voto en Mahalla el-Kubra, localidad a 110 kilómetros al norte de El Cairo. | MOHAMED ABD EL GHANY

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Egipto se lanzó a votar en masa la nueva Constitución que ha sembrado la discordia entre islamistas y laicos, en un referendo marcado por numerosas denuncias de irregularidades que amenazan con enturbiar el desenlace del proceso.

Desde la apertura de los colegios electorales se registraron largas colas de hombres y mujeres que quisieron ejercer su derecho al voto, condicionados por la tensión política que durante semanas se ha visto reflejada en las calles con masivas manifestaciones y hasta episodios violentos.

En la Facultad de Bellas Artes, en el acomodado barrio cairota de Zamalek, un empleado del sector turístico, Faiz Amin, explicó que votó en contra de la Carta Magna ante la falta de consenso nacional en su elaboración.

Rechazo

El rechazo a la Constitución promovido por la oposición ha calado en esa zona de la capital egipcia, de marcado ambiente liberal, pero también en otros lugares más populares como el barrio de Sayida Zeinab.

En este último, los electores consultados se dividían entre quienes apoyaban la nueva Carta Magna por ser «garantía de progreso», y sus detractores, que insisten en que ha sido monopolizada por los islamistas en el poder.

Los opositores, en su mayoría liberales y laicos, en cuadrados dentro del Frente de Salvación Nacional han detectado infracciones, y otros grupos civiles también señalan la existencia de muchas urnas sin sellar con cera roja y el uso de supuesta «tinta mágica» para marcar los dedos de quienes ya han votado y que se borra al cabo de un rato.

Mientras, aproximadamente la mitad de los egipcios convocados a votar en la primera jornada del referéndum constitucional podrían haber ejercido ya su derecho, según el presidente de la Comisión Electoral Suprema, Zaghlul el Balshi.