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El Gobierno israelí autorizó ayer la construcción de 3.000 nuevas viviendas en asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este en respuesta al reconocimiento de Palestina como Estado observador por parte de la Asamblea General de la ONU.

Además, el Ejecutivo israelí prepara un plan para construir miles de nuevas unidades de vivienda en la llamada área E1, que conecta Jerusalén Este con el gran asentamiento judío de Male Adumin, en Cisjordania ocupada, según los medios israelíes.

Sin continuidad

De llevarse a cabo este controvertido proyecto, Cisjordania quedaría sin continuidad territorial entre su parte norte y la sur, lo que dificultaría enormemente la viabilidad de un futuro Estado palestino.

Se trata de un proyecto que anteriores gobiernos israelíes habían estudiado llevar a cabo, pero que se vieron obligados a guardar en el cajón debido a la oposición de Estados Unidos y otros actores internacionales como la Unión Europea (UE).

La semana pasada, EEUU instó a Israel a no autorizar precisamente la construcción en el área E1, como una de sus posibles respuestas a la acción palestina en la ONU. Tanto Bruselas como Washington pidieron a Israel que no ofreciese una respuesta excesivamente dura a la iniciativa palestina, que pudiese dificultar un posible retorno a las negociaciones de paz.

Aunque el Gobierno israelí no anunció oficialmente la autorización para construir nuevos asentamientos y solo la hicieron pública los medios israelíes al iniciarse la jornada del Sabath, cuando la actividad se paraliza en el país, todo parece indicar que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha optado de momento por la línea dura en respuesta a lo sucedido el jueves en la ONU.

El jefe del Ejecutivo israelí ya advirtió hoy en un comunicado de su oficina de que, al acudir a Naciones Unidas, «los palestinos han violado los acuerdos con Israel» por lo que su país «actuará en consecuencia».