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Las condenas de prisión dictadas ayer contra 331 militares turcos acusados de golpismo han marcado un nuevo punto álgido en el pulso que mantiene el Gobierno islamista moderado del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, con las Fuerzas Armadas y su fuerte influencia, hasta ahora, en la política del país.

Tres generales, antiguos comandantes del Ejército de Tierra, la Marina y las Fuerzas Aéreas, fueron condenados ayer a cadena perpetua, aunque en la práctica reducida a 20 años, mientras que otros 327 militares recibieron penas de entre 13 y 17 años y uno fue condenado a 6 años de prisión. Sólo 34 acusados fueron absueltos.

Pese a que la sentencia no es aún firme, estas condenas son el punto álgido del ‘caso Balyoz (Maza)’, que comenzó en 2010 con la detención de altos mandos militares acusados de golpismo, un cargo por el que durante los últimos 20 meses han sido juzgados 365 uniformados de alto rango, en un clima de creciente polémica.

El plan

Según el fallo judicial, los generales diseñaron en 2003 un plan para derrocar al Gobierno del Partido Justicia y Desarrollo (AKP), moderadamente islamista.

La táctica era la de crear un caos social mediante acciones violentas como asesinatos de intelectuales, el derribo de un caza turco y atentados a gran escala, entre ellos dos con bombas en las mezquitas de Fatih y Beyazit, en Estambul.

Todos los acusados se declararon inocentes y aseguraron que esos planes sólo trataban de recrear un escenario hipotético para maniobras militares.

Aunque hay varios juicios e investigaciones sobre tramas golpistas, la ‘operación Maza’ es sobre la primera que se ha dictado sentencia y el mayor proceso civil hasta la fecha contra militares turcos.

El Ejército turco siempre ha ejercido una gran influencia sobre el poder civil y ha derribado cuatro gobiernos democráticamente elegidos en golpes de Estado en 1960, 1971, 1980 y 1997.

Durante el juicio, los abogados defensores se quejaron de supuestos impedimentos para atender a sus clientes e incluso dejaron hace cinco meses de participar en las vistas, como forma de protesta.