El gran colisionador de hadrones del CERN es el más grande del mundo y se encuentra en la frontera franco-suiza. Empezó a funcionar en 2008 y fue construído por más de dos mil físicos de todo el mundo.

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«El bosón de Higgs podría ser el descubrimiento más importante de los últimos 50 años en el campo de la física de partículas», afirma Álex Vañóm, licenciada en Física y con un máster bajo el brazo.

No es para menos. De ser confirmada su existencia significaría la corroboración de la teoría más extendida actualmente sobre la masa.

Ésta, que fue iniciada en los años 70, nunca había estado tan cerca de ser concluída como ahora. Sin embargo, todavía queda por confirmar que el descubrimiento no sea una casualidad aunque como asegura Vañó: «Hay tantas posibilidades de que sea casualidad como de que tires un dado nueve veces y te salga el mismo número las nueve. Han descubierto algo nuevo, pero podría no ser el Higgs».

La teoría

El bosón de Higgs es una partícula que surge de la reacción causada por el choque de varias partículas de carga positiva y negativa (mayoritáriamente protones), que al girar a toda velocidad dentro de un acelerador de partículas circular, como el del CERN, se rompen descubriendo sus componentes.

El bosón es una partícula que se desintegra en la colisión de protones y por ese motivo es tan difícil encontrarla.
Su función es fundamental para la física, porque al interaccionar con el resto de partículas existentes las dota de masa, creando la materia ordinaria que hay en todo el universo.

La utilización del acelerador de partículas del CERN siempre ha estado rodeada de controversia, ya que en concreto es el más grande del mundo y la velocidad que alcanzan sus partículas al girar es muy cercana a la velocidad de la luz.
Por ese motivo algunos sectores más conservadores de la sociedad se han opuesto a su utilización.

Además la energía que desprenden las partículas al chocar es tan grande que se ha especulado en numerosas ocasiones que se podrían crear pequeños agujeros negros dentro del acelerador.

Álex Vañó niega esta posibilidad al afirmar que «es posible que se creen campos de energía muy fuertes dentro del acelerador durante la investigación, pero nunca llegaría a haber un agujero negro», y concluye: «en todo caso todo se hace de forma controlada, no hay ningún peligro».