Kim Jong-un, flanqueado por altas autoridades políticas y militares del régimen. | REUTERS TV

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El acto memorial para honrar a Kim Jong-il puso ayer punto y final a la era del «querido líder» y abrió la de su hijo y sucesor Kim Jong-un, proclamado «líder supremo» ante decenas de miles de personas en la inmensa plaza Kim Il-sung de Pyongyang.

Atento y con gesto hierático, el heredero del fallecido dictador estuvo flanqueado durante la ceremonia por altas autoridades políticas y militares del régimen.

«Kim Jong-un es el líder supremo de nuestro Partido, Ejército y pueblo al personificar las ideas y liderazgo, la personalidad, las virtudes, el coraje y el valor de Kim Jong-il» dijo en su discurso Kim Yong-nam, líder del Presidium de la Asamblea Popular Suprema, sobre el enigmático joven que liderará el país.

Silencio sepulcral

La televisión estatal KCNA mostró insistentemente imágenes de Kim Jong-un durante el acto, lo que hizo pensar por momentos que el nuevo líder, que tiene menos de 30 años, podía pronunciar un discurso. Sin embargo, guardó silencio al igual que hizo su padre durante el memorial fúnebre celebrado el 20 de julio de 1994 en honor del fundador del país, Kim Il-sung.

En esa ocasión, también fue Kim Yong-nam, por ese entonces viceprimer ministro del régimen, quien exhortó al público a seguir incondicionalmente a Kim Il-sung.

«Construiremos una próspera nación socialista, manteniendo en alta estima a Kim Jong-un como otro general y líder supremo», proclamó el octogenario Kim Yong-nam, número dos del régimen.

Su discurso dio indicios de que el Gobierno de Kim Jong-un podría seguir la línea de «el Ejército primero» implementada por su padre. A este respecto, Kim Yong-nam aseguró que «bajo el liderazgo de Kim Jong-un», Corea del Norte avanzará «de forma más dinámica» en el camino del «Songun», política diseñada y aplicada por el fallecido Kim Jong-il que consiste en dar prioridad a los asuntos militares en el conjunto del Estado.

Por su parte, el general Kim Jong-gak, considerado una de las figuras emergentes en las élites militares del país comunista, pareció despejar las dudas sobre la posible falta de apoyo de las Fuerzas Armadas al sucesor, que carece de formación castrense. En ese sentido, el general aseguró que los miembros del Ejército «protegerán con sus propias vidas al camarada Kim Jong-un».