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La Unión Europea ha descartado la posibilidad de crear una zona euro a dos velocidades, encabezada por un «núcleo duro» de países con mejor situación económica, y apostó en su lugar por mantener su agenda de acelerar la integración económica.

La posibilidad se ha mencionado y filtrado de forma repetida y cada vez más intensa en los últimos días por parte de funcionarios y diplomáticos de Alemania y Francia, pero con un rechazo igualmente fuerte desde las instituciones de la UE en Bruselas.

Tanto la Comisión como el Consejo de la Unión han rechazado que se pueda producir esta hipótesis, mientras que una destacada fuente comunitaria señaló a Efe que esa idea «no tiene ninguna posibilidad» de ser puesta en práctica.

La fuente consideró que las filtraciones han sido más «una forma de meter presión» a países como Italia para que aceleraren la puesta en marcha de medidas de disciplina fiscal.

«Es importante no aceptar divisiones en nuestra Unión, incluso si la zona euro puede y debe avanzar con una integración más profunda», recalcó hoy la portavoz de la CE, Pia Ahrenkilde.

Señaló que el Ejecutivo comunitario es consciente del debate actual sobre el futuro de Europa y sobre la velocidad en que pueden avanzar la UE y la zona euro, pero insistió en que la solución es una integración económica «más avanzada» de todos.

También aseguró que la CE no tiene constancia de las conversaciones que supuestamente mantienen Francia y Alemania.

La propuesta que el Consejo Asesor de Economistas del Gobierno Alemán, los llamados «Cinco Sabios», presentó ayer a la canciller, Angela Merkel, sobre la creación de un pacto europeo de amortización de la deuda que beneficie a los países con menor deuda (inferior al 60 % del PIB), alimentó aún más algunos temores a que los países del euro con mejor situación quieran ir por su cuenta.

Ahrenkilde recordó que el presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, hizo una defensa enérgica a favor de una zona euro unida en el discurso que pronunció en la noche del miércoles en Berlín, donde afirmó que «una unión dividida no funcionará».

«Esto es así para una unión con diferentes partes comprometidas con objetivos contradictorios, una unión con un núcleo integrado pero una periferia desconectada, una unión dominada por un equilibrio de poder poco saludable o en efecto sin ningún tipo de directorio», insistió Barroso.

En este sentido advirtió de que «todo esto es insostenible y no funcionará a largo plazo».

Barroso también anunció que la CE presentará a finales de este mes un paquete de nuevas propuestas para ahondar en la gobernanza económica de la UE y de la zona euro.

Además, advirtió, basándose en estudios recientes, de que la ruptura de la zona euro supondría la pérdida de un 50 % del PIB de sus miembros, y de que si la moneda única se reduce a un núcleo duro Alemania perdería un 3 % de su PIB y un millón de empleos.

La advertencia de Barroso llegó poco después de que el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, descartara esa posibilidad ayer durante una visita a Suiza, cuando declaró que «el objetivo es mantener unida la Eurozona, con todos sus 17 miembros a bordo».

A este rechazo de Bruselas se sumó, finalmente, un desmentido formal de Angela Merkel, quien hoy afirmó en Berlín que su Gobierno quiere estabilizar la UE y la zona euro en su forma actual.

«Somos la UE de los Veintisiete, tenemos un mercado común y objetivos comunes», declaró Merkel.

La fuente europea señaló a Efe que la posibilidad de crear dos grupos en la zona euro sería «muy arriesgada» desde el punto de vista político, además de que cuenta con el rechazo frontal Van Rompuy y Barroso.

Explicó que la discusión parece haber surgido de la frustración franco-alemana de que las decisiones de las cumbres europeas de finales de octubre no han frenado los problemas en la zona euro, por lo que se ha buscado presionar a los países, sobre todo a Italia, para que acelere sus reformas pendientes.

Los Tratados de la UE no permiten crear dos grupos en la zona euro, pero existe el precedente (en materia de cooperación policial) de que un grupo de países acuerde colaborar fuera del marco comunitario y que apruebe acuerdos que luego se extienden al conjunto de la Unión.

El presidente del Consejo Europeo tiene que presentar en diciembre sus ideas sobre una reforma rápida de los tratados, impulsada sobre todo por Alemania, para aumentar la integración económica de la zona euro, y es ahí donde se jugarán las próximas cartas.