Momento de la reunión de ayer en Lisboa entre miembros del FMI, UE y BCE con ministros portugueses. | LUIS SARAIVA / HANDOUT

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Portugal empezó a conocer ayer los ajustes y reformas que debe adoptar en los próximos tres años a cambio de recibir ayuda externa, y que cuentan con la oposición encarnizada de la izquierda. El memorando acordado por la CE, el BCE y el FMI con el Gobierno luso recoge una batería de medidas encaminadas a privatizar, recortar el gasto público y liberalizar el mercado laboral como contrapartida por los 78.000 millones de euros en que está valorado el rescate del país.

El acuerdo alcanzado entre la misión de Bruselas, el BCE y el FMI y Portugal tiene por objetivo fundamental reducir el déficit público luso a un tercio del actual en 2013 (hasta el 3% del PIB) e iniciar un conjunto de reformas estructurales que equiparen al país con el resto de Europa.

En el documento, de 34 páginas, se detallan las medidas que debe adoptar el país luso en los ámbitos de sanidad, educación, justicia, telecomunicaciones, administración pública, energía y transportes. Entre éstas, destacan la reducción de las pensiones situadas por encima de 1.500 euros y su congelación -excepto las mínimas- en 2012 y 2013, así como el incremento de los ingresos fiscales a través de cambios en la estructura del IVA. El acuerdo con el Gobierno en funciones reduce las pensiones, las prestaciones por desempleo y el gasto en educación y sanidad y subirá, además del IRPF y el IVA, el impuesto de sociedades y los tributos especiales.