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El Gobierno paquistaní negó hoy tajantemente haber autorizado o disponer de información previa sobre la operación lanzada por fuerzas especiales de EEUU en su territorio contra el líder de Al Qaeda Osama Bin Laden.

En un comunicado, el Ministerio paquistaní de Exteriores expresó reservas por «la forma en la que el Gobierno de Estados Unidos llevó a cabo la operación» que puso fin a la vida del líder de Al Qaeda.

La versión del gobierno paquistaní ha sido confirmada por Estados Unidos, que ha admitido que no informó a Pakistán de la operación porque podría poner en riesgo la misión, afirmó el director de la CIA, Leon Panetta, en una entrevista con la revista Time publicada hoy.

Los estadounidenses temían que los paquistanés «pudieran alertar a los objetivos», dijo Panetta en la primera entrevista después de la operación en la que murió el jefe de Al Qaeda.

Durante meses EEUU consideró un ataque más amplio que incluyera la coordinación con otros países, en especial Pakistán, pero la CIA descartó la participación de su aliado porque «cualquier esfuerzo por trabajar con los pakistaníes hubiese puesto en peligro la misión», dijo Panetta.

Otro de los planes considerados por EEUU consistía en un bombardeo desde aviones B-52 o un ataque con misiles cruceros pero estas opciones se descartaron por la posibilidad de grandes «daños colaterales», es decir, bajas entre la población civil.

Elementos suficientes para emprender la misión

Panetta relató a Time las deliberaciones durante la última semana entre los altos funcionarios en los servicios de inteligencia hasta que llegaron a «pruebas circunstanciales» que señalaban la presencia de Bin Laden en la ciudad de Abbottabad.

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Entre los expertos, Panetta encontró algunos preocupados porque se repitieran los errores que llevaron al fracaso, en 1980, de un intento de rescate de rehenes estadounidenses en Irán, y otros que temían una repetición de lo ocurrido en Somalia, en 1993, cuando dos helicópteros estadounidenses fueron derribados.

Panetta dijo que algunos de sus asesores se preguntaron qué ocurriría si uno de los helicópteros estadounidenses enviados a la misión era derribado y, en medio del incidente, aparecían las fuerzas militares pakistaníes.

Pero Panetta llegó a la conclusión de que había elementos suficientes para arriesgarse a lanzar la misión, y el jueves pasado hubo una reunión «crucial» en la cual el presidente Barack Obama escuchó los argumentos de sus asesores.

Las pruebas seguían siendo inciertas sobre la presencia de Bin Laden en la residencia que sería atacada y la decisión quedó en manos del presidente.

Panetta se enteró de que el presidente había aceptado los argumentos del director de la CIA el viernes pasado, cuando «Obama dijo que autorizaba la misión con helicópteros y oficializó la orden con una carta firmada».

Una sala de conferencias, sin ventanas, en el séptimo piso de la sede de la CIA en Langley (Virginia) se convirtió en el centro de comando de la misión, en comunicación directa con los mandos en el terreno y las unidades de fuerzas especiales de la Marina, SEALS, que ejecutaron la operación.

Entre los presentes se encontraba el general William McRaven, jefe del Mando Conjunto de Fuerzas Especiales, a quien Panetta repetidas veces le preguntó que significaban los mensajes y códigos intercambiados en las comunicaciones.

«Cuando finalmente McRaven dijo que habían identificado a 'Jerónimo' -el código asignado a Bin Laden- todo el mundo aflojó la respiración contenida», relató Panetta. Cuando los helicópteros levantaron vuelo del predio atacado hubo un aplauso unánime en la sala de Langley.