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La calma y la participación ciudadana marcaron ayer la jornada de votación para elegir el nuevo Parlamento de Kirguizistán, que, según la recién enmendada Constitución, será el encargado de formar el Gobierno de esa antigua república soviética en Asia Central.

«Estoy tranquila; las elecciones transcurrirán en un régimen de trabajo, sin excesos», pronosticó la presidenta de Kirguizistán, Rosa Otunbáyeva, a la salida del colegio electoral donde depositó su sufragio.

Choques

Motivos de preocupación había más que suficientes: a mediados de junio pasado violentos choques entre kirguises y uzbekos dejaron un balance oficial de 316 víctimas mortales, aunque otras fuentes mencionan hasta 2.000 muertos. Pero el desarrollo de la votación le dio la razón a la jefa del Estado, promotora de la reforma constitucional, que tras los comicios convertirá a Kirguizistán, el país más pobre de Asia Central, en un Estado con un régimen político parlamentario.

Un total de 29 formaciones políticas luchan por obtener representación parlamentaria, pero todos los sondeos señalan que el escrutinio no dará un claro ganador y que accederán al Legislativo entre cinco y siete partidos, que se verán obligar a formar un Gobierno de coalición.

Para acceder al Parlamento, los partidos necesitan obtener los votos de al menos el 5% de los ciudadanos inscritos en el censo electoral nacional y del 0,5% de los electores registrados en cada una de las regiones del país.