Maradona fue recibido ayer en el Palacio de Miraflores, donde Chávez hizo el anuncio. | JORGE SILVA

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El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, anunció ayer la ruptura de las relaciones con Colombia ante la «gravedad de lo ocurrido» en la sesión de la OEA en Washington y decretó la «máxima alerta» en la frontera común.

Colombia había denunciado una presencia «consolidada», «activa» y «creciente» de unos 1.500 guerrilleros en Venezuela, y pedido a la OEA una comisión internacional que verifique en 30 días la presencia de campamentos de las FARC en territorio venezolano.

«No nos queda, por dignidad, sino romper totalmente las relaciones diplomáticas con la hermana Colombia, y eso me produce una lágrima en el corazón. Espero que se imponga la racionalidad en la Colombia que piensa», afirmó Chávez, que agregó que ha ordenado «máxima alerta» en la frontera ante el riesgo de que el presidente colombiano, Àlvaro Uribe, movido, según dijo, por su «odio a Venezuela», pudiera optar por una acción militar en esa región.

«Esperemos que el presidente electo (Juan Manuel Santos) contribuya a que se retome el camino de la razón en Colombia y que contribuya a que no ocurran cosas más graves en los próximos días», manifestó.

Uribe, «una amenaza»

«Uribe es una amenaza a la paz antes de entregar el gobierno porque es capaz de cualquier cosa, incluso de mandar a montar un campamento falso en Venezuela para bombardearlo y provocar una guerra. Lo alerto, es capaz de cualquier cosa», insistió el presidente venezolano.

Chávez dijo que ha tomado la decisión de romper relaciones después de escuchar los «agravios y las injerencias» del embajador colombiano ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Hoyos. Afirmó que ese diplomático siguió la tradición de mentiras que el Gobierno colombiano ha desplegado contra Venezuela durante los últimos años.

«Uribe se quiere ir destruyendo todo porque ha fracasado como presidente. Quiere darle una patada a la mesa antes de irse», añadió el presidente venezolano, e insistió en que confía en que Santos, a pesar de las diferencias ideológicas, tenga un talante constructivo y de respeto que permita reuniones conciliadoras una vez que haya asumido el cargo, el próximo 7 de agosto.