El féretro es retirado de la iglesia por miembros de las Fuerzas Armadas. g Foto: MATT CAMPBELL/EFE

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Los hijos del senador demócrata Edward Kennedy pusieron el toque íntimo en su misa fúnebre en Boston (Massachusetts), en el que lo recordaron como un ser imperfecto pero fiel a sus ideales y al servicio público.

Ante unos 1.500 invitados, tanto los hijos de Kennedy, Kara, Ted y Patrick, como su hijastra Caroline Raclin y sobrinos participaron en los ritos de la misa católica en la Basílica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en el sector de Roxbury (Massachusetts).

Tras la misa fúnebre, los restos mortales de Kennedy fueron trasladados en avión desde Boston a la base área Andrews, desde donde fueron llevados al Cementerio Nacional de Arlington, en las cercanías de Washington.

Durante un emotivo discurso y con la voz entrecortada, Ted Kennedy Jr. recordó que su padre, que tuvo una importante trayectoria de 47 años en el Senado, «nunca dejó de intentar corregir» las injusticias.

«Mi padre no fue perfecto pero creyó en la redención», acotó Ted Kennedy Jr, quien dijo que, contrario a sus primos que perdieron temprano a sus padres, «estoy agradecido de que tuve a mi padre por el tiempo que lo tuve».

Aplausos
Concluyó su discurso parafraseando el que diera su padre en 1980 cuando perdió la candidatura demócrata presidencial frente a Jimmy Carter, que figuró entre tres de los cuatro ex presidentes que asistieron a la misa.

«La lucha continúa, la causa perdura, la esperanza aún vive y el sueño jamás morirá», puntualizó, suscitando aplausos de los congregados en el santuario.

Por su parte, su hermano, Patrick, legislador demócrata por Rhode Island, compartió anécdotas de su niñez, en la que debido a su asma, Ted Kennedy, «un padre amoroso», le dedicó bastante tiempo personal.

Kara Kennedy, que sobrevivió un cáncer del pulmón, participó en una de las lecturas bíblicas, mientras que los sobrinos del patriarca leyeron las plegarias en honor al difunto.

La Basilica, situada en un barrio con gran diversidad cultural en el sector de Roxbury, guarda especial simbolismo para Kennedy, porque era allí donde acudía a rezar cuando su hija fue diagnosticada con un cáncer de pulmón que logró superar.

En el sector, donde ahora viven residentes negros e hispanos, se mezclan imponentes casas coloniales con casas de ladrillo mucho más modestas, estudiantes universitarios, obreros, y demás trabajadores que, según observadores, reflejan la diversidad de causas por las que Kennedy luchó durante 47 años.