Los presidente de Francia y Estados Unidos, Sarkozy y Obama respectivamente, dialogan en la mesa de reuniones de la cumbre del G-8. Foto: JASON REED/REUTERS

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La cumbre del G-8 comenzó ayer en la ciudad italiana de L'Aquila con la apuesta de las grandes potencias mundiales por una reducción en las emisiones de CO2 de al menos un 80 por ciento. Los líderes de las siete potencias económicas más Rusia y representantes de la Unión Europea (UE) se reunieron ayer en la ciudad italiana con la mirada puesta en el medio ambiente y en la crisis económica, dos de los asuntos principales de esta cumbre que concluirá mañana viernes.

De hecho, el calentamiento global fue el asunto más controvertido de la primera de las tres jornadas de la cumbre, con India y China, en calidad de potencias emergentes, que no esconden su escepticismo ante las propuestas sobre medio ambiente que ha llevado la Presidencia italiana del G-8 al encuentro. Este escepticismo, que en un primer momento amenazó con hacer saltar cualquier tipo de acuerdo entre los países del G-8 y las llamadas potencias emergentes, fue dejado a un lado por el Grupo de los Ocho, que a última hora de la tarde divulgó su propia declaración que dista, en parte, de la postura china e india.

En ese texto, los líderes del G8 confirman «su voluntad de compartir con los demás países el objetivo de alcanzar una reducción de al menos el 50 por ciento de las emisiones globales antes de 2050». «En este ámbito, nosotros mantenemos incluso el objetivo de los países desarrollados de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 80 por ciento o más antes de 2050, comparado con 1990 o incluso años más recientes», reza la declaración.

Esta apuesta va contra la postura de China e India, que se niegan a aprobar ese 50 por ciento porque, dicen, los «grandes» no han cumplido sus compromisos de ayudas financieras y tecnológicas para dar el paso a las energías limpias, y todo ante la reunión que el G8 mantendrá con las potencias emergentes mañana sobre este asunto. En lo que sí hay acuerdo es en el techo de los dos grados centígrados de aumento de la temperatura media del planeta con respecto a la de la época preindustrial que apoyan tanto los líderes del G8 como China e India.