En la foto, iraníes residentes en Bélgica se manifestaron ayer en el exterior del Parlamento Europeo en Bruselas contra los resultados electorales en su país. Foto: OLIVIER HOSLET/EFE

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EFE/EUROPA PRESS-TEHERÀN

Mientras la presión en el interior no cesa, Irán mantiene sus alegaciones de complot contra países occidentales, en especial contra Estados Unidos y el Reino Unido, a los que acusa de urdir una trama para propiciar lo que denomina como una «revolución de terciopelo». El ministro de Interior de Irán, Sadeq Mahsuli, vinculó ayer a la CIA y al grupo opositor armado Muyahidin Jalq (Combatientes del Pueblo) con quienes han provocado disturbios, en concreto denunció que los manifestantes recibieron fondos de la CIA.

El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Manoucher Mottaki, confirmó ayer la expulsión de dos diplomáticos británicos y dio a entender que su país planea rebajar el estatus de sus relaciones con Londres.

En una rueda de prensa, el jefe de la diplomacia iraní explicó que la razón para la salida de los dos secretarios de la embajada británica es «la interferencia» en los asuntos internos de Irán. Además, el ministro de Inteligencia, Gholam Husein Mohseni Ejei, anunció que dos ciudadanos con pasaporte británico habían sido detenidos en relación con los disturbios que desde hace diez días sacuden el país.

Mientras, la Policía iraní está confiscando los teléfonos móviles de potenciales manifestantes que podrían acudir hoy a la protesta convocada por el ex candidato presidencial Mir Hosein Musavi para denunciar las irregularidades en las elecciones del 12 de junio.